Cómo crear con la intención
Lo que creamos en nuestra vida del día a día depende mucho de dónde elegimos poner la atención de nuestra mente. De esta forma, cuando llevamos la atención a posibles obstáculos nos acabamos chocando o tropezando con ellos. Todo aquello que coloquemos en nuestro campo de visión será con lo que interaccionemos, y de ahí la importancia de lo que colocamos en nuestro camino.
Una manera de dirigir la atención hacia lo que queremos, es mediante la intención. Así, antes de mantener una conversación con alguien nos podemos preguntar ¿cuál es mi intención, o el fin, en esta conversación? Al hacernos esta pregunta estamos clarificando que es lo que queremos conseguir con esta conversación, poniendo nuestra atención en aquello que deseamos crear, en vez de en aquello que queremos evitar.
Veamos con un par de ejemplos como nos puede ayudar el tener una intención clara y llevar nuestra atención hacia ella en distintas situaciones.
Ejemplo 1.
Imaginemos, por ejemplo, que hay algo que nos molesta de una persona querida y llevamos tiempo aguantándolo sin decir nada, hasta el punto que está empezando a afectar nuestra relación con esa persona. La razón por la que no se lo decimos puede variar entre, “se lo va a tomar mal y vamos a empeorar nuestra relación”, “le voy a hacer daño”, o “se va a enfadar y vamos a acabar discutiendo”.
En cualquiera de estos casos, nuestra atención a la hora de pensar en compartir nuestros sentimientos con la otra persona está en aquello que no queremos crear: enfado, sufrimiento, distancia. Y sin embargo lo estamos creando de una forma indirecta irritándonos con facilidad, distanciándonos cada vez más de esa persona para evitar aquello que nos molesta…
En los casos en los que la relación es importante para nosotros, la intención nos ayuda tanto a aclarar el fin de lo que queremos conseguir, como a comunicarlo de forma más efectiva. Así, si nuestra intención a la hora de compartir algo que nos molesta es hacer que la relación se fortalezca, crear más unión, o más comprensión y entendimiento, podremos transmitir este deseo a la otra persona creando un espacio propicio para avanzar hacia lo que queremos conseguir. Además, en cualquier momento de la conversación podemos llevar nuestra atención a la intención preguntándonos, ¿cómo puedo crear más unión, más compresión… en este momento? y redirigir la situación siempre que sea necesario hacia lo que queremos.
Ejemplo 2.
Imaginemos ahora que nos encontramos en una fiesta a la que nos apetecía mucho ir pero donde la mayoría de la gente son desconocidos y empezamos a sentirnos incómodos. Mientras nuestra atención está en la incomodidad nuestra mente se llenará de pensamientos del tipo: “que vergüenza, no conozco a nadie”, “nadie va a querer hablar conmigo”, “dirán que qué hago aquí”, “ves, nadie me habla”… Y mientras tenemos estos pensamientos lo que estamos haciendo es crear más distancia entre nosotros y la gente de la fiesta, a la vez que alimentamos la incomodidad, creando aquello mismo que estamos intentando evitar.
En momentos como estos es de mucha ayuda preguntarnos, ¿cuál es mi intención de estar aquí? La respuesta puede ser, “pasarlo bien y conocer gente distinta”, “bailar y disfrutar”, “echarme unas risas”…
Una vez que tenemos clara la razón por la que estamos en ese lugar, nuestra atención estará en cómo crear eso que queremos y nos centraremos en lo que podemos hacer para pasarlo bien en ese momento, en sentir curiosidad por los demás e interaccionar con ellos. En definitiva, nuestra atención estará en encontrar la forma de disfrutar, aumentando las posibilidades de que eso pase.
La intención también puede ser más general. Por ejemplo, podemos poner una intención para el día (calma, aprendizaje, conexión…), para la semana, el trabajo, la pareja, y dejar que ésta nos indique las pautas a seguir en diferentes momentos con el fin de atraer más de eso que queremos.
Conclusión:
En cualquier situación es importante tener claro cual es nuestra intención para poder así dirigir nuestra atención hacia ello.
La intención nos indica el camino a seguir, posibles actuaciones e incluso pautas de comportamiento que nos acercan hacia aquello que queremos.
En definitiva…. donde riegas, crece.
La intención es lo que cuenta.
¿Cuál es tu intención para hoy?