¿Cómo liberarnos de algunas de “nuestras obligaciones”?
Cuando a pesar de sentirnos obligados a hacer algo que no queremos, o a actuar en contra de nuestros valores, accedemos, nos estamos traicionando a nosotros mismos.
Esta traición puede hacer que nos sintamos a disgusto con nosotros mismos, que entremos en una guerra interna, o que generemos desconfianza e inseguridad en uno mismo. Todo esto acaba afectando a nuestra vida diaria, a nuestra autoestima y crecimiento personal de forma muy negativa.
En este artículo hablaremos de quién nos obliga y porqué, y propondremos pautas que nos ayudarán a liberarnos de algunas de nuestras obligaciones, si no de todas!
¿Quién nos obliga? y ¿Por qué?
Vamos a destacar 4 situaciones bastantes comunes donde nos sentimos obligados:
Primera Situación: Alguien nos pide algo y nosotros nos “sentimos” obligados a hacerlo.
Lo que en realidad está ocurriendo es que nosotros “estamos pensando” que estamos obligados a hacerlo, porque de lo contrario, ocurrirá algo que no deseamos y lo intentamos evitar haciendo aquello que no queremos.
Ej: Mi pareja me manda hacer algo que a mi no me apetece y pienso que si no lo hago se va a enfadar y vamos a tener una discusión. Con el fin de evitar una discusión yo lo hago y como consecuencia me siento disgustado, probablemente enfadado y acabo resintiendo a la otra persona, incluso culpándola por como me siento. Es decir, estamos eligiendo el sentirnos mal y reprochar a la otra persona, en vez de discutir.
Las personas que quieren evitar conflictos a favor de mantener la armonía en las relaciones por miedo a que estas se rompan, o sufran, suelen encontrarse en esta situación a menudo. El resultado suele ser que poco a poco va creciendo un sentimiento dentro de ellos de inseguridad, impotencia y falta de personalidad.
En esta situación deberíamos preguntarnos: la relación con esta persona, ¿es más importante que la relación conmigo mismo? ¿Qué otras formas hay de mantener la armonía en esta relación? ¿Qué es lo peor que puede pasar si esta relación deja de ser como hasta ahora?
Segunda Situación: En esta situación ni siquiera hay una petición por parte de otra persona, sino que directamente nos imponemos a nosotros mismos una obligación basándonos en las expectativas que creemos que los demás tienen de nosotros, es decir, en lo que asumimos que se espera de nosotros.
En esta situación interviene nuestro nivel de auto-exigencia y perfeccionismo.
Ej: Estamos hasta arriba de trabajo, viene nuestro jefe y nos pregunta que si podemos hacer algo antes de que acabe el día y le decimos que sin ningún problema, mientras una docena de comentarios nada agradables sobre su persona inunda nuestro cerebro.
En este ejemplo, no estaría de más comunicar a nuestro jefe nuestra situación actual y decidir entre los dos qué tareas son prioritarias. Pero claro, no es fácil admitir delante de nuestro jefe que no podemos con todo lo que tenemos, aunque es precisamente eso lo que querríamos hacer.
Es importante que revisemos nuestra definición de lo qué es perfecto y que aceptemos nuestras limitaciones, con el fin de que no nos exijamos a nosotros mismos cosas absurdas.
Tercera Situación: Esta situación es típica de personas a las que les entusiasma una gran variedad de actividades y quieren hacer y probar de todo. Además de cumplir con el resto de compromisos laborales y sociales, claro!
En este caso tenemos la necesidad de decir que si a todo, porque el hecho de pensar que no vamos a estar allí y nos lo vamos a perder es insoportable. Tendemos a llenar nuestros días de actividades e ir corriendo de un lado para otro sin tener tiempo para disfrutar de lo que estamos haciendo en cada momento porque estamos preocupados de no llegar al siguiente encuentro o actividad.
Si nos encontramos con frecuencia en estas situaciones, nos ayudará tener presente que el tiempo es limitado, y aclarar nuestras prioridades para poder elegir de forma consciente aquello que más nos vaya a llenar o satisfacer.
Cuarta situación: En esta nos responsabilizamos de los sentimientos de los demás y de hacer que ciertas situaciones sean de una manera especifica.
Ej1: Estamos con una amiga que está triste y creemos somos nosotros los que tenemos que hacer que esté alegre. Por supuesto que podemos apoyarla y escucharla, pero siempre desde la libertad, no desde la obligación.
Ej2: Viene un invitado a casa a comer y nos sentimos obligamos a hablar todo el rato para que esté entretenido.
Tenemos que tener cuidado con las creencias que tenemos sobre cómo deben ser ciertas situaciones por que nos pueden estar obligando a hacer cosas que no queramos.
En todas estas situaciones, la obligación viene de uno mismo, de nuestras creencias sobre cómo debemos ser y comportarnos en cada situación.
Por lo tanto, son obligaciones autoimpuestas, y está en nuestras manos el liberarnos de ellas!
¿Cómo evitarlas?
1) Enfrentándonos a aquello que estamos intentando evitar, comunicando a la otra persona, o personas, cómo nos sentimos, cuáles son nuestros límites, y qué necesitamos de ellos para poder sobrepasarlos.
Independientemente de que sea una relación de trabajo o personal, es necesaria la comunicación honesta y la comprensión para que todas las partes que la forman se sientan escuchadas, aceptadas y libres. De lo contrario, la persona que piense que está esclavizada será infeliz, y lo mismo ocurrirá con la relación.
2) Conociendo y respetando nuestros valores de forma consciente y responsable.
Dependiendo de las circunstancias encontraremos que nuestros valores pueden cambiar de prioridad. De esta manera, si mi tiempo libre es un valor importante para mí y la familia también lo es, dependiendo de la situación elegiré uno u otro.
Lo importante, no es que siempre nos salgamos con la nuestra imponiendo nuestros valores, sino actuar y decidir desde la libertad.
3) Aprendiendo a decir que no de forma asertiva, a nosotros mismos y a los demás.
Decir que no a peticiones puntuales no significa que no queramos a esa persona, o que no seamos profesionales. Simplemente, significa que estamos ejerciendo nuestra libertad y respetándonos.
4) Respetando nuestras necesidades y siendo conscientes de las de los demás. Cuando nos respetamos estamos abriendo el espacio para que otros nos respeten y para que se respeten a ellos mismos.
Además, descubriremos que en ocasiones nos hará sentir mejor cubrir la necesidad de otra persona que la nuestra propia y al hacerlo desde la libertad nos sentiremos bien y agradecidos de poder ser útiles.
5) Recordando que nuestro nivel de exigencia puede no ser igual al de la persona que nos está mandando. Por ello es recomendable aclarar cuanto antes que todo aquello que estamos asumiendo que se espera de nosotros es correcto, o que es exactamente lo que se espera de nosotros.
Conclusión:
- Muchas de las obligaciones que pensamos que tenemos son autoimpuestas y vienen definidas por creencias y miedos que tenemos y que nos limitan el abanico de posibilidades que existen a la hora de decidir.
- La libertad nos la da el elegir de forma consciente, por ello debemos responsabilizarnos de nuestras decisiones, de a qué decimos si y a qué decimos no.
- En todo momento somos libres para cambiar, o para continuar, dependiendo de lo que sea más importante para nosotros en ese momento.
- Tener claros nuestros valores y respetarlos es crucial para sentirnos bien con nosotros mismos y experimentar la vida desde la libertad.