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¿Qué pasaría si perdieras la memoria?

¿Qué pasaría si perdieras la memoria?

 

 

¿Qué pasaría si perdieras la memoria?

 

Nunca pensé que le pasaría a alguien conocido. Sin embargo, ¡esta vez si! Esta vez le paso a una persona conocida y muy querida. 

Hacia poco más de un mes que no había hablado con mi amigo y decidí llamarle para ver que tal estaba. La voz que respondió al teléfono no era la suya y pensé que me había equivocado. Un minuto después, y sin poder creerme lo que estaba oyendo, me entero de que la persona con la que hablo es su hermano y que mi amigo llevaba 4 semanas ingresado en el hospital por un accidente de moto.

Continúa diciéndome que no tenía heridas graves pero que el golpe que se dio en la cabeza le había afectado la memoria y no recordaba su nombre, no reconocía a su familia, ni siquiera a sus hijos (que por cierto eran su predilección y la motivación de prácticamente todo lo que hacía). Me dijo que podría llamar en un poco más tarde, que él estaría ya con su hermano y que me le podía pasar al teléfono, aunque lo más seguro fuera que no supiera quién era.

En los siguientes meses acompañar a mi amigo en su camino al futuro sin recuerdos fue para mi una experiencia enormemente rica y que me hizo reflexionar sobre:

  1. El gran efecto que tiene nuestra historia, bueno, más bien, la historia que nos contamos a nosotros mismos sobre las experiencias que hemos tenido, sobre nuestras cualidades, habilidades, etc., en la imagen que tenemos de nosotros mismos y en lo que es posible en nuestras vidas.
  2. El hecho de que hay algo mucho más importante y valioso que la memoria o la capacidad de racionalizar: nuestra intuición. Y me atrevería a decir, que esa, es imposible perderla.

 

Una de las cosas que primero me chocó fue que situaciones que normalmente le estresaban y le mantenían preocupado, de forma mágica, habían dejado de preocuparle. Él seguía ocupándose de lo que tenía en esas situaciones pero lo empezó a vivir con una actitud completamente distinta. Lo único que había cambiado era que no tenía ninguna historia creada sobre esas situaciones. Y sólo esto hizo que, aunque tuviera que volver a aprender los programas de software con los que trabajaba, empezó a contribuir en su trabajo de una forma mucho más proactiva, se sentía seguro de si mismo y en 6 meses estaba en un puesto que llevaba deseando al menos 2 años pero que no se atrevía a decir que lo quería.

 

¿Cuántas veces no hacemos o pedimos algo que queremos porque creemos que no vamos a ser capaces de hacerlo o que nos van a decir que no? ¡¡En mi historia podría contar muchas!!

 

Lo importante de hoy es darnos cuenta que esas creencias muchas veces están basadas en la historia que nos hemos contado o en cómo hemos integrado otras experiencias pasadas.

De forma que nuestra historia se convierte entonces en una limitación, y lo que es peor, influye en nuestro comportamiento, de forma que se repite ¡¡una y otra vez!!!!

 

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Hubo una segunda cosa que me llamó mucho la atención. La relación que él tenía con dos de los miembros más allegados de su familia era bastante conflictiva antes del accidente. Durante el tiempo que estuvo en el hospital me decía que había algo raro en aquellas dos personas. Según el lo decía: “me miran, me sonríen, me tratan bien, me ayudan, PERO, hay algo diferente en ellas y en el resto de personas. No sé lo que es, pero es distinto”.

La primera vez que me lo dijo, yo no quise decir nada sobre cómo era su relación anteriormente, sin embargo me maravilló como el ser humano no necesita recordar para SABER. Lo podemos llamar intuición, sexto sentido, o lo que queramos. Pero independientemente del nombre que le demos, podemos asegurar que hay más fuentes de inteligencia que la racional o cerebral. Fuentes que además parece que son más fiables y difíciles de dañar.

Hay mucho más a nuestra disposición que el aprendizaje de datos y conceptos. Existe una sabiduría interna a nuestro alcance que no parte del análisis sino de la percepción, la intuición.

La mayoría de nosotros nos hemos desconectado de esa fuente y es normal que nos resulte difícil escucharla. Lo bueno es que sigue ahí, la escuchemos o no, y si así lo elegimos, podemos volver a conectar con ella y re-aprender a escucharla y sentirla.

 

“El corazón tiene razones que la razón no entiende”

Blaise Pascal

 

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Tres años después mi amigo no ha recuperado la memoria por completo, sin embargo vive más relajado, disfruta más del día a día y de sus hijos, tiene el puesto que llevaba deseando más de 2 años antes del accidente y está encantado con su nueva historia.

Para contestar a la pregunta inicial:

¿Qué pasaría si perdieras la memoria?

Os propongo otra pregunta: ¿qué pasaría o sería posible si perdieras aquellas partes de tu historia que te limitan, te paran o te hacen sentir mal contigo mismo y te las contaras de otra manera?

 

¡¡Quizás no podamos cambiar los recuerdos, pero está en nuestras manos crear otros nuevos!!

 

¡¡Os deseo una historia feliz!!!

 

Mónica Garcia