Qué hacer cuando te falta la paciencia

 

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¿Has pensado alguna vez “mi problema es que no tengo paciencia” o “lo quiero todo ya y me frustro enseguida”?

Si crees que la paciencia es la clave para que haya

• más tranquilidad y armonía en tus relaciones o
• para que te conviertas en un experto en eso que tanto te gusta o
• para avanzar en un proyecto nuevo.

Y si a la vez crees que no tienes paciencia, entonces te acabas de meter en una trampa tú mismo.

Una trampa que mantiene la frustración presente en tu vida y aleja de ella algunas de las cosas que más anhelas y deseas.

Yo soy una de esas personas SIN paciencia. Cuando quiero algo, lo quiero ya. No me importa tener que aprenderlo. Pero lo tengo que aprender rápido y si no me sale a la primera entonces me cuestiono si eso es para mí. Y mi tendencia era a abandonar. O a frustrarme con alguien porque seguía viniendo a quejarse sobre la misma situación una y otra vez sin hacer nada al respecto.

Durante mucho tiempo creí que nunca podría ser buena en nada. Y eso sólo porque no tenía la suficiente paciencia como para practicar y practicar hasta tener la maestría que la práctica te da. Y sufría porque veía cómo ponía cada vez más distancia en relaciones que eran importantes para mí.

 

Sin embargo, los últimos años, estudiando el comportamiento del ser humano visto desde múltiples perspectivas: espirituales, fisiológicas y psicológicas, y sobre todo, tomando responsabilidad de cómo me siento en cada momento, me ha llevado a ver que la paciencia no es necesaria.

 

Así que si crees que no tienes paciencia mantén la esperanza, porque podemos desarrollar otras habilidades o cualidades que nos servirán igual de bien.

Los momentos en los que necesitamos paciencia suelen ser momentos en los que:

• quiero que alguien haga algo (que dejen de reñir todos los días, que me de más abrazos, que deje de hacerse la víctima, que tome una decisión…) que no está haciendo, ó
• que ocurra algo (que me llamen de una entrevista, que salga el sol, que acaben de hablar la personas que están delante de mí en la cola,…) que no está ocurriendo, ó
• tener algo (un título, un coche, un hijo, una pareja, más tranquilidad,…) que no acaba de llegar.

Todos tienen en común una cosa:

que hay un deseo que no se está cumpliendo, y nuestra reacción ante esto es de resistencia (no queremos lo que sí está ocurriendo), de enfado (me pongo en contra de lo que es en el momento y me lo tomo personalmente) y de abandono (me rindo ante lo que es).

Las personas que demuestran “paciencia”, sin embargo, reaccionan despertando al menos una de las siguientes 4 habilidades o cualidades inherentes al ser humano:

 

Habilidad 1: Aceptación

 

Si no tienes paciencia siempre puedes aceptar, ya sea la situación o el comportamiento de otra persona. Aceptar no es lo mismo que resignarse. Significa no volverse en contra de lo que es con el fin de ver cómo sacar lo mejor de la situación.

 

Habilidad 2: Empatía y amor

 

Desde la empatía y el amor todo se ve diferente y es mucho más fácil abrirnos a estar con lo que está ocurriendo, incluso si no es como yo lo quiero.

Cuando empatizamos o abrimos nuestro corazón el foco deja de estar en nosotros, en nuestras preferencias, gustos, necesidades. Y es más fácil que no nos tomemos lo que está ocurriendo como algo personal y le añadamos algo de perspectiva desde donde gestionar lo que está ocurriendo.

 

Habilidad 3: Perseverancia

 

Esta es otra de las habilidades del ser humano que en ocasiones creemos que no tenemos. La perseverancia no se tiene, sino que se despierta con el fin de ponerla al servicio de algo.

De ahí que si quieres despertar la perseverancia primero tendrás que identificar aquello que es lo suficientemente importante como para perseverar. O aquello que de verdad te apasiona, ya que la pasión es otro de los ingredientes que enciende la perseverancia.

 

Habilidad 4: Confianza

 

Confía en que lo que quieres está por llegar, en el proceso. Todo lo que llega a ser tiene un proceso de gestación y desarrollo previo. Con nuestros deseos ocurre igual. Confía y disfruta del proceso.

 

Y por último:

Las personas que parece que tienen paciencia ¡dan más importancia a estar bien que a conseguir lo que quieren!

 

Y eso les ayuda a disfrutar más de todo lo que ocurre en sus vidas. Lo que es como quieren y lo que no.

 

Con mi deseo de que disfrutes más, incluso sin paciencia 🙂

 

Recuerda que eres luz, así que sal ahí fuera y ¡¡brilla!!

 

Un abrazo enorme,

Mónica

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