Tu también eres un crack
En ocasiones caemos en el error de compararnos con personas a las que, de alguna manera, consideramos mejores que nosotros: con más suerte, más energía, más altos, más guapos, más valientes, más inteligentes, con más talentos. Esto lo hacemos desde la rabia, el enfado o el victimismo, para así justificar, en vez de reconocer, nuestra impotencia, debilidades, vulnerabilidad, inacción o miedos.
Y es que se requiere mucho menos esfuerzo para criticar y quejarnos que para crear, avanzar y enfrentarnos a nuestros miedos.
El problema de compararnos de esta manera, es que realmente nos creemos lo que decimos. Hay una parte de nosotros, “la víctima”, que cree que ES VERDAD que somos unos desaventajados y que la vida nos lo está poniendo más difícil a nosotros que a otros.
Además, no somos conscientes de las consecuencias de este tipo de comparaciones y por ello no le damos más importancia a la hora de hacerlo.
Estas son algunas de las consecuencias de compararnos con personas a las que consideramos “mejores”:
- Reforzamos la parte interior que se siente una “víctima”. De hecho, la ayudamos a existir con nuestras comparaciones, a justificarse y a conseguir la atención de los que tenemos a nuestro alrededor.
- Potenciamos sentimientos de inferioridad, debilidad, impotencia, inseguridad y de ser inadecuados. Estos sentimientos nos limitan a la hora de tomar decisiones, de enfrentarnos a nuestros miedos y de tener una relación sana con uno mismo.
- Alimentamos la creencia de que el mundo es injusto y de que nos ha tocado vivir la peor parte, causándonos enfado, rabia, indignación.
- Limitamos nuestra capacidad, o habilidad natural, para ver las cosas de una manera abierta que nos ayude a solucionar, o buscar posibilidades, para cambiar el estado en el que nos encontramos.
- Creamos diferencias y separación con las personas que aparecen en nuestras vidas ya que buscamos aliados en aquellas personas que creemos que son como nosotros, apoyándonos mutuamente en “la injusticia que nos a tocado vivir”, y dejamos a un lado a aquellos que consideramos que son mejores.
- Nos convertimos en partícipes de la injusticia ya que a través de la comparación estamos siendo injustos, lo primero, con nosotros mismos. La vida de cada persona es una experiencia única y especial que no es comparable con ninguna otra.
- Acabamos agotados ya que dedicamos nuestra energía y nuestra capacidad de esfuerzo en vivir y mantener los sentimientos negativos, y nos quedamos sin fuerzas para hacer aquello que si que nos ayuda a vivir de una forma más justa con nosotros mismos.
Visto que no es muy ventajoso compararse con personas que despiertan en nosotros sentimientos de inferioridad, impotencia, etc,
¿qué podemos hacer ante la comparación?
1) Adoptar la creencia de que somos perfectos tal y como somos y de que todo lo que ocurre en nuestra vida es exactamente lo que necesitamos para evolucionar, crecer y desarrollarnos como seres humanos.
Desde este punto de vista, o creencia, lo que ocurre en nuestras vidas no es sufrimiento en vano o mala suerte. Aceptamos lo que nos ocurre y nos ocupamos de hacer aquello que está en nuestra mano para gestionar la situación.
Esta creencia nos da fortaleza, responsabilidad y sentido.
2) Dejar de mirar al crack que hay en otros y mirar al crac que llevamos dentro.
Si hemos llegado hasta aquí seguro que en nuestra vida hemos pasado por situaciones difíciles y hemos salido adelante.
Haz una lista de esos momentos o situaciones, y encuentra las fortalezas, habilidades y apoyos que te permitieron gestionar la situación y pasar página.
En la vida de toda persona existe la historia de un héroe: ¿Cuál es la historia de tu héroe? ¿Qué penurias ha tenido que pasar y de las cuales ha salido más fortalecido, más sabio y con más experiencia? Ponle un nombre y no te cortes en llamarle siempre que lo necesites.
3) Buscar las cualidades de las que estamos más orgullosos.
Todos hemos nacido con unas fortalezas, virtudes, y talentos naturales, y es importante que los conozcamos y tengamos claros cuales son para sentirnos bien con nosotros mismos y de utilidad para la sociedad.
Cuando conectamos con lo mejor de nosotros mismos y contribuimos con ello a la situación en la que nos encontramos, nos sentimos fuertes, capaces, útiles. Nos aceptamos como somos y aceptamos a los demás como son.
4) Elegir conscientemente a las personas con las que pasamos nuestro tiempo.
Las personas con las que nos relacionamos y las conversaciones que tenemos influyen mucho en nuestra forma de vernos a nosotros mismos, de ver el mundo, la situación actual, etc.
Si la conversación en la que te encuentras te parece que está creando injusticia o contaminando el ambiente de negatividad pon tu parte de positividad. No hace falta que les convenzas de cómo tu lo ves, pero si que aportes tu forma de verlo.
Todos somos una influencia para los demás. Así que elige conscientemente con quién quieres compartir y qué es lo que quieres compartir. Es tu responsabilidad.
5) Comprometerse con uno mismo a no alimentar las comparaciones o pensamientos negativos sobre uno mismo con más pensamientos negativos.
Cada momento es un momento de decisión. Se compasivo contigo mismo y no juzgues el pensamiento que te viene, lo importante es que no entres al trapo. Vuelve al momento presente, a la actividad que estás realizando. Si esto te resulta difícil, siempre puedes pedir ayuda hasta que te resulte más fácil y lo puedas hacer por ti mismo.
6) Practicar la apreciación y la gratitud.
Mira aquello que tienes, en cada momento, en cada situación. Cuando nuestra atención está en aquello que tenemos y además lo agradecemos, nuestros sentimientos cambian, nos sentimos mejor, con más suerte, más felices.
Lo que apreciamos, acaba apreciando!!
Conclusión:
- Cuando nos comparamos con alguien al que consideramos “mejor” estamos siendo injustos con nosotros mismos, y con el otro, colocándonos en una situación de desventaja y activando sentimientos que anulan nuestra capacidad de superación.
- Si miras en la dirección adecuada verás que TU TAMBIÉN ERES UN CRACK!!
Atención: todo esto no te servirá de nada si te quedas atascado en pensamientos como: “yo no se responder a estas preguntas”, “esto a mi no me funciona” o “yo ya no puedo más, estoy muy cansado”. Hasta que no dediques tiempo y tu esfuerzo en mirar en otra dirección y en hacer las cosas de otra manera, todo seguirá como hasta ahora. Tu decides. Y no olvides que si de verdad quieres ver el crack que llevas dentro y no lo consigues, siempre hay gente a tu alrededor que te puede ayudar a verlo.