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La simplicidad como guía

La simplicidad como guía

 

simplicidad

Hablando de simplicidad siempre recuerdo los últimos años que viví en San Francisco por una cosa muy concreta: en mi llavero sólo llevaba 2 llaves, la de la puerta de casa y la del candado de la bici. También recuerdo el sentimiento de seguridad, libertad y confianza que me daba ese mini llavero. Hoy en día tengo 3 llaveros y en uno de ellos hay 6 llaves. Que digo yo, para qué querremos tanta puerta y tanta cerradura si luego van los ladrones y usan el camino más simple: la ventana.

Si observamos la naturaleza vemos, por ejemplo, que el agua corre hacia abajo en vez de empeñarse en ir montaña arriba, o que ante una piedra no se para sino que la rodea. Como la electricidad, el agua elige el camino de menor resistencia.

 

Sin embargo, cuando observamos a los seres humanos podemos llegar a la conclusión de que en numerosas ocasiones elegimos el camino más duro y complicado, el que requiere más esfuerzo.

Y es que partimos de creer cosas como que:la vida es muy complicada”, “si no te requiere esfuerzo, o es fácil, no tiene valor”, “para tener éxito en la vida hay que luchar mucho y trabajar duro”. Todas estas creencias hacen que, inconscientemente, busquemos el camino de mayor resistencia con el fin de obtener reconocimiento, valía y éxito. Y es que queda mejor contarle a los amigos todos los obstáculos que has tenido que sortear, que decir que el camino estaba limpio y que lo vean como que ha sido cuestión de suerte y nada que ver con tu trabajo.

O sea, que lo que vale es cuando se sufre, ¡¡si no, no cuenta!!

Y por lo tanto, cuando no hay obstáculos en mi camino, pues me los imagino, que para el caso es lo mismo: estos obstáculos van desde el miedo más pequeño, hasta imaginar que todo lo peor me pasa a mi y sólo a mi.

Si miramos uno cualquiera de nuestros días veremos que la vida en realidad es bastante sencilla: nos levantamos, duchamos, desayunamos, vestimos, vamos a trabajar o a buscar trabajo, comemos, etc. Esto lo puede hacer cualquiera y escrito así no tiene mucha complicación. Ahora bien, si decidimos mirar a nuestro día de esta otra manera: que pereza, otra vez a levantarme para lo mismo, desayuno y me ducho corriendo y deprisa porque no tengo tiempo, voy a trabajar pensando en el mal rollo que hay en la oficina y en las pocas ganas que tengo de ir, o ni siquiera me visto para salir a buscar trabajo porque según están las cosas para qué, etc Entonces el día ya parece un poco más complicado. En realidad lo que tenemos que hacer es lo mismo, pero en el primer día elijo el camino simple y en el segundo elijo el camino complicado.

Ahora bien, si el camino simple es, valga la redundancia, más simple y a primera vista bastante más agradable, ¿por qué nos empeñamos en complicarnos el camino?

Estas son algunas de las razones:

Porque la dificultad:

– Le da valor a lo que hago.

Recordemos que creemos que cuanto más esfuerzo mejor.

– Le da sentido a mi vida.

Cuando tengo problemas tengo algo que hacer, algo de lo que ocuparme.

– Le da justificaciones a la víctima que llevo dentro.

Y así, como el camino es muy difícil, yo no puedo hacer nada y me quedo donde estoy quejándome, que es lo que además llama la atención de los que están a mi alrededor.

El progreso es la habilidad del hombre para complicar la simplicidad” Thor Heyerdahl

Esta semana me gustaría que nos reconciliásemos con la simplicidad y todo lo que ésta nos aporta: tranquilidad, claridad, disfrute, paz.

La simplicidad:

– nos deja ver la esencia que en muchas ocasiones obviamos o nos perdemos por querer construir algo complicado que deje pasmados a los demás.

nos abre caminos de baja resistencia por los que podemos andar con más agilidad y sin dificultad.

– nos sirve de guía a aquellas personas que queremos elegir el camino de menor resistencia como forma de vida.

 

Síntomas de que estás avanzando por un camino complicado:

Requiere mucho esfuerzo, confusión, falta de energía física y mental, atasco, falta de creatividad para encontrar soluciones, frustración, miedo, inseguridad.

Síntomas de que estás avanzando por un camino simple:

Energía física y mental, claridad, avance, disfrute, creatividad, alegría, bienestar, gratitud, confianza.

 

¿Qué camino elijes?