No dejes para enero lo que puedas hacer hoy
Según se acercan las fechas navideñas nos encontramos, por un lado, con la alegría de poder ver a familiares y amigos que en ocasiones hace mucho que no vemos, de disfrutar de comidas elaboradas y exquisitas a su lado, la posibilidad de descansar y celebrar, y por otro, con el estrés de hacer las compras de navidad, preparar la casa para los invitados, las decoraciones, o de imaginar los kilos que se habrán sumado a nuestro cuerpo para cuando acaben estos días.
Hay muchas formas de aproximarse a estas fechas: con ilusión, con estrés, con desgana, con indiferencia, con permisividad… y dependiendo de la actitud que tomemos viviremos estas “vacaciones” de una forma u otra.
Hoy vamos a hablar de la actitud de la “permisividad”.
Esta actitud nos ofrece rienda suelta para hacer todo lo que queramos: “total, son sólo unos días y qué otra cosa puedo hacer, ¿quedarme sin comer y sin beber? ¿No regalar nada a nadie? Luego ya en Enero haremos el cálculo del daño hecho y nos encargaremos de enmendarlo”. Y así usamos la comida, la bebida y las celebraciones como formas de olvidarnos de lo que en realidad está ocurriendo en nuestras vidas.
Según esta actitud vemos las cosas como: “¡o todo, o nada!”. Es decir, si vas a una cena de navidad tienes que comer hasta que no puedas más y beber de acuerdo a lo comido, ¡claro!. Y el fin de año hay que salir a pasarlo bien queramos o no queramos. Y hay que comprar regalos, o por lo menos un detalle, a todos los familiares y a los buenos amigos.
Algunas de las consecuencias de esta actitud son que al pasar las navidades nos castigamos a nosotros mismos por habernos pasado otra vez con la comida y la bebida, por haber gastado sin control y consolidamos creencias como “no tengo fuerza de voluntad”, “soy un desastre, siempre me pasa lo mismo”, y claro, cuando llega el momento de la enmienda, pues nos resulta muy difícil.
La fiesta y los buenos ratos se pasan, y al volver de nuevo a la realidad que dejamos a un lado al comenzar, nos sentimos mal con nosotros mismos y a la vez aliviados de que se hayan pasado estas fiestas de “maltrato hacia uno mismo”, sin pararnos a reconocer ¡que ese era el plan desde un principio!.
La propuesta de esta semana es encontrar una actitud para estas vacaciones que nos permita encontrar un punto intermedio en el que nos demostremos a nosotros mismos que podemos hacer aquello que nos proponemos, al mismo tiempo que lo pasamos bien, disfrutamos, celebramos y cuidamos de nuestra autoestima y nuestro cuerpo.
Veamos en que consiste la actitud del “punto medio”:
Objetivos:
cuidarnos,
disfrutar
y sentirnos orgullosos al final de las fiestas.
Plan para conseguir los objetivos:
1.- Definir de forma concreta a qué nos comprometemos.
Por ejemplo:
– Pedir ayuda con los preparativos, para cocinar, recoger, etc., y así reducir el estrés.
– Descansar todos los días el número mínimo de horas que necesitamos para sentirnos bien.
– Beber un vaso de agua por cada bebida alcohólica que tomemos.
– Escuchar a mi cuerpo con atención para ver cuándo me da señales de haber comido lo suficiente, y parar.
– Escribir una postal con aquello que apreciamos de la persona a la que va dirigida y dársela como regalo.
– Hacer una comida más pequeña de lo habitual si vamos a cenar fuerte.
– Dar un paseo de 20 minutos al día.
– etc.
El truco aquí está en elegir una, o dos, cosas concretas que sean asequibles para nosotros, ya que si nos proponemos mucho nos resultará mucho más difícil disfrutar.
2.- Recordar el por qué de lo que hacemos.
Es decir, que todo lo que hacemos es con el fin de comenzar el año sintiéndonos orgullosos de nosotros mismos y físicamente en buena forma, (o por lo menos en la misma en la que terminamos), y de comenzar el año probándonos que tenemos fuerza de voluntad pasándolo bien en el proceso.
3.- Compartir nuestros compromisos con familiares y amigos y pedirles su apoyo.
De esta forma es mucho más fácil mantener nuestros compromisos ya que nos vemos apoyados por otras personas que hasta puede que quieran conseguir lo mismo (esto sería lo ideal).
4.- Ser benevolentes con uno mismo.
Si por alguna razón nos despistamos un día y no cumplimos alguno de nuestros compromisos, no te castigues, ya que es parte del proceso de integrar un hábito nuevo. Eso sí, no lo dejes de hacer dos días seguidos y ¡¡continua al día siguiente!!
5.- Disfrutar.
¡¡¡Felices preparativos y mejores resultados!!!