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En tela de juicio

En tela de juicio

En tela de juicio

 

En tela de Juicio

Cuando hacemos un juicio sobre una persona corremos el peligro de posicionarnos ante ella desde una actitud y un comportamiento que nos impida conocerla más, crear una amistad o trabajar con ella.

Es decir, corremos el peligro de colocarnos en una posición injusta ante el otro ser humano.

Ahora bien, ¿qué es lo que en realidad ponemos en tela de juicio?

Hablamos de que una persona ES agresiva, risueña, nerviosa o pesada cuando en realidad nos estamos refiriendo a su comportamiento. El juicio que hacemos se refiere a lo que está a la vista. Y son los actos, o el comportamiento, lo único que vemos de los demás. El ser interior no está a nuestro alcance, de ahí que no podamos juzgarle. ¡Aunque creamos que si!

Juzgamos sólo aquello que vemos; el comportamiento de la persona.

Hace unos días en una conversación en la que una amiga y yo intentábamos aclararnos sobre un asunto, comencé a pensar que mi amiga se estaba pasando y que era injusta. La razón de este juicio: ciertos comentarios que ella hacia con respecto a situaciones que habíamos vivido y el tono de voz que yo percibía como despectivo.

Tan pronto como empecé a pensar así de mi amiga sentí que mi actitud y disposición en la conversación cambiaban. Para empezar, dejé de verla como una amiga y me cerré a escuchar con empatía lo que ella decía. La consecuencia final, que yo me sentía muy distante de mi amiga y muy triste por lo que estaba ocurriendo.

El sentimiento de soledad, distancia o desconexión a veces se nos despierta como consecuencia de nuestro propio alejamiento. Y nos alejamos cuando hacemos un juicio de la persona, de quien es.

Ante estas emociones me paré para coger perspectiva y ver qué es lo que estaba ocurriendo. Y esto es lo que vi: que desde mi punto de vista, lo injusto era el comentario y el tono,  pero que estaba equivocada al pensar que mi amiga, quien ella es, era injusta.

Recordar que el comportamiento no es equivalente a lo que hay dentro de la persona y que un ser humano es mucho más que un simple comportamiento, en un momento concreto y en unas circunstancias concretas, me ayudó a acercarme de nuevo a ella, esta vez con una actitud más abierta, para ver de dónde venían esos comentarios. El resultado: más claridad, conexión y cercanía.

Si el comportamiento de una persona es agresivo, decimos que esa persona es agresiva y puede que la evitemos, si su comportamiento es sonriente, decimos que es alegre y buscamos momentos para compartir con ella. Así, dependiendo del juicio que hagamos de la persona, nuestro comportamiento también se verá afectado.

Pero, ¿qué sabemos de lo que está pasando en el interior de la persona? Vemos que ríe por fuera, pero eso no significa que también esté riendo por dentro. De hecho, puede ser que la risa sea una forma de esconder su tristeza. Y de la misma forma, el comportamiento agresivo de una persona puede que sea para esconder debilidad o miedo.

El comportamiento exterior, no siempre es un reflejo de lo que hay en el interior. Y lo que hay en nuestro interior sólo lo sabemos cada uno de nosotros.

Quizás te haya pasado en alguna ocasión que hacen un juicio de ti y sientes que no es justo. Una de las razones es porque la persona que hace el juicio no ve tu interior, pero tú sí que estás en contacto con tu interior, y ves claramente la diferencia.

Espero que este recordatorio de qué es lo que ponemos en tela de juicio te traiga más conexión, cercanía contigo mismo y los demás.

¡¡Feliz semana!!