Claves para llevarse bien con uno mismo
Gran parte de la energía que consumimos en nuestras vidas se pierde en preocuparnos por todo aquello que tenemos que hacer, en buscar excusas y justificaciones para explicar porqué no podemos ir a algún sitio, o en posponer acontecimientos, y en castigarnos a nosotros mismos por no haberle dedicado más tiempo a una tarea o proyecto.
En definitiva, gastamos mucha de nuestra energía en una lucha interna que nos hace sentir mal, nos baja la autoestima y nos deja exhaustos a la hora de pasar a la acción.
A continuación presentamos algunas de las claves para que mejores tu relación contigo mismo:
Clave 1: Vivir en integridad con uno mismo, con los demás y con nuestras creencias.
Cada vez que decimos que vamos a hacer algo y no lo hacemos, despertamos una vocecita dentro de nuestras cabezas que nos dice cosas como: “si es que siempre dices que lo vas a hacer y luego no haces nada”, “ya sabía yo que te ibas a echar atrás”. Este tipo de pensamientos genera una desconfianza en nuestra capacidad de conseguir, o llevar acabo, aquello que nos proponemos, afectando negativamente a nuestra autoestima, y en ocasiones, a nuestras relaciones personales y laborales.
De ahí la importancia de hacer aquello que nos proponemos a nosotros mismos, y a los demás.
Y para ello debemos poner especial atención a que decimos SI, a que nos comprometemos y asegurarnos de que es algo importante para nosotros, alineado con nuestros valores y a la vez realista con nuestras habilidades y limitaciones temporales y físicas.
Clave 2: Hacer siempre lo mejor que podamos, o sepamos.
Cuando hacemos algo sabiendo que podíamos haberle dedicado más tiempo o más esfuerzo, de nuevo despertamos voces internas que nos culpan de “ser unos vagos”, “de hacerlo todo deprisa y corriendo”. Estas voces que nos juzgan negativamente hacen que tengamos una imagen no muy favorable de quién somos y de lo que somos capaces.
Por ello es fundamental que siempre hagamos todo lo que esté a nuestro alcance y evitar así estas voces.
Tenemos que tener en cuenta que “lo mejor que podamos hacer” variará con las circunstancias de la situación. Por ejemplo, no tendremos la misma energía cuando estamos sanos que cuando estamos enfermos. Esto es importante tenerlo en cuenta a la hora de establecer los niveles de exigencia, o perfección a la que aspiramos en cada situación.
Exigirse a uno mismo es bueno siempre y cuando te ayude a avanzar en tu camino, mejorar y sentirte bien contigo mismo. Cuando no es así, es necesario revisar nuestros parámetros de exigencia con el fin de evitar juicios y castigos injustos hacia uno mismo.
Clave 3: Evitar las comparaciones
Una de las formas más eficaces de provocarse malestar a uno mismo es comparándonos con aquellas personas que tienen lo que deseamos, o que han conseguido aquello a lo que nosotros aspiramos. Cuando hacemos esto, tendemos a idealizar a la persona con la que nos comparamos fijándonos exclusivamente en aquello que la otra persona tiene y nosotros no.
Este tipo de comparaciones crea en nosotros una sensación de injusticia e insatisfacción que afecta a la visión que tenemos de nuestra vida, de la sociedad y del mundo.
Para remediar esto siempre podemos poner nuestra atención en aquello que SI tenemos. Mirar a nuestro alrededor y ver, no sólo las cosas materiales que poseemos, si no también las personas que nos apoyan y nos quieren… y ¡dar gracias por ello!
En conclusión, nuestras voces internas tienen mucho que ver en la opinión que tenemos de nosotros e influyen en nuestras actuaciones. Cuando estas voces son negativas mucha de nuestra energía se pierde en preocupaciones y en sentirse mal.
Por ello es fundamental mejorar la relación que tenemos con nosotros mismos y acallar esas voces haciendo siempre lo mejor que podamos, siendo fieles a nuestra palabra y buscando el valor de nuestra vida en quienes somos.