¿Cómo vas de autoestima?
Te sobra, te falta, tienes suficiente, depende de la situación, unos días bien otros mal…
Una de las cualidades humanas más deseadas que conozco es la autoestima, y supongo que es porque creemos que con una buena dosis de ésta las cosas nos irán mejor y la vida será más fácil y mucho más agradable.
Generalmente hablamos en términos cuantitativos sobre la autoestima: mucha, poca, suficiente… Esto unido a la insaciabilidad del ser humano hace que muy pocas veces estemos satisfechos con la cantidad de autoestima que tenemos y en general casi siempre deseemos más.
En realidad la autoestima no es tanto una cuestión de cantidad sino de calidad. Es decir, de la calidad de la estima o la consideración hacia uno mismo. Incluyendo la estima hacia nuestro cuerpo, mente, emociones, habilidades, valores, sueños, aprendizajes, éxitos, contribución en los distintos ámbitos de nuestra vida, etc.
Si entendemos estimar como tener cariño o afecto por una persona e incluso como sinónimo de apreciar, llegamos a la conclusión de que, para conseguir una buena autoestima, deberíamos dedicar tiempo para apreciarnos, para mostrarnos cariño y para ser afectuosos con nosotros mismos.
La capacidad para hacer cualquiera de estas tres cosas la tenemos todos y la solemos activar casi siempre en dirección a otras personas única y exclusivamente. De hecho, estos actos son los que hacen que nuestras relaciones con las personas queridas sean fuertes, armoniosas y estables.
La clave entonces está en dirigir el afecto, el cariño y la apreciación hacia uno mismo, y así cultivar una relación fuerte, armoniosa y estable con nosotros mismos.
Parece simple y sin embargo nos cuesta muchísimo!!!
¿Por qué nos cuesta tanto?
Estas son cuatro de las razones o creencias que nos dificultan la tarea de tener una buena relación con nosotros mismos:
– Tenemos que ser perfectos.
O por lo menos eso creemos. Cada uno de nosotros crece formándose una idea de cómo tiene que ser o actuar para ser aceptado, querido, tener éxito y ser feliz. Esta idea es lo que consideramos perfección y nos pasamos la vida midiendo cada cosa que hacemos con el baremo de la perfección, que ni que decir tiene, no es muy realista, y en la mayoría de los casos es inalcanzable. Lo que si conseguimos cada vez que nos medimos con este baremo es sentirnos inadecuados y hasta frustrados.
– No nos permitimos fallar.
Ésta es consecuencia de la anterior, ya que “las personas perfectas no fallan”. Esto nos paraliza a la hora de hacer cosas nuevas, de probar, de aprender, y sobre todo, impide que nos demostremos a nosotros mismos que somos capaces de hacer cosas que nunca hemos hecho. Esto nos mantiene en la creencia de que somos incapaces, o por lo menos que no somos lo suficientemente buenos, y en la desconfianza, creyendo que no vamos a saber hacerlo o adaptarnos.
– No nos damos permiso para ser únicos.
Que es lo que en realidad somos. Y cada vez que intentamos ser alguien que no somos o encajar en un lugar donde no encajamos, consciente o inconscientemente estamos viviendo la falsedad, la inautenticidad, y aunque los demás no se den cuenta, tu sí. Cuando vas en contra de tus valores o de quien eres, el único que sufres eres tú.
– Valoramos mucho más el tener y el hacer.
Y así para ver cuánto valemos comparamos lo que tenemos y lo que hacemos con otras personas que casi siempre tienen más y son mejores en lo que hacen que nosotros. Y en estas comparaciones siempre salimos perdiendo y sintiéndonos inferiores.
¿Qué podemos hacer para disfrutar de una buena autoestima?
– Cultivar la relación que tenemos con nosotros mismos a través de la apreciación de todo lo que tenemos y lo que hemos conseguido.
Evitando mirar hacia lo que no tenemos y recordando utilizar un lenguaje afectuoso y cariñoso hacia nosotros.
– Recordar que la idea de la perfección, de quien tenemos que ser, la creamos cada uno de nosotros y está en nuestras manos modificarla.
Crea una nueva imagen que te sirva para aceptarte y respetarte como eres.
– Valorar quien somos por encima de lo que tenemos y lo que hacemos.
Nuestro valor reside en que somos únicos y especiales. Recuerda que eres especial todos los días.
– Vivir en integridad y coherencia con nuestros valores y principios.
Puede que haya personas que no estén de acuerdo contigo, pero tu dormirás tranquilo porque te has sido fiel a ti mismo y no hay nada más satisfactorio que eso.
– Ponernos pequeños retos a menudo para amentar la confianza en nuestras aptitudes y capacidades de superar nuevas situaciones.
– No dejar para mañana lo que podemos hacer hoy.
Y si lo dejas, se benevolente y hazlo al día siguiente sin falta.
Conclusión:
La clave para gozar de una buena autoestima es cultivar una relación fuerte, armoniosa y estable con uno mismo basada en la confianza, el respeto, el cariño y la apreciación hacia uno mismo.
FELIZ DÍA CONTIGO MISMO!!