fbpx

El arte de escuchar

El arte de escuchar
Nuestra escucha es uno de los regalos más valiosos que podemos ofrecer a las personas que tenemos a nuestro alrededor. Es, sin duda alguna, el requisito indispensable para crear y mantener relaciones armoniosas, fuertes y estables. Y al mismo tiempo, quizás porque nadie nos ha enseñado a hacerlo bien, una de las cosas que peor hacemos.

Sabemos que estamos escuchando o que nos escuchan cuando nos sentimos comprendidos, capaces, especiales y sobre todo vistos. Y esto, en el mundo en el que vivimos de prisas y de mirar por uno mismo con el fin de sobrevivir, es algo muy, pero que muy especial.

En este artículo me gustaría compartir cuáles son los errores más comunes que comentemos al escuchar y qué podemos hacer para escuchar de manera que la persona que tenemos en frente sienta que realmente la estamos escuchando.

Estos son los 4 errores más comunes que cometemos a la hora de escuchar a alguien:

Error 1. Creemos que el estar callados es sinónimo de escuchar.

Es decir, pensamos que el simple hecho de tener los labios cerrados  y dejar que la otra persona hable equivale a escuchar.

Ahora bien, ¿qué pasa por tu cabeza mientras la otra persona está hablando?

Estás pensando “a ver cuando acaba para contarle el problema que he tenido esta mañana” o “menudo aburrimiento de historia, me la ha contado ya 30 veces” o “que interesante, pero lo mío es más! verás cuando se lo cuente

Este tipo de pensamientos indica que tu atención no está en la otra persona, sino en ti. Es decir, aunque tienes los labios cerrados, o quietos, NO estás escuchando a la otra persona, te estás escuchando a ti.

Error 2. Suponemos que sabemos lo que el otro va a decir.

Algo que ocurre de forma muy común es que a mitad de frase, o incluso al comienzo de ella, ya creemos saber lo que la persona que está hablando está queriendo decir.

Cuando ocurre esto, una de dos, o le acabamos las frases a la otra persona y no dejamos que diga lo que en realidad quiere decir, o dejamos de escuchar y comenzamos a preparar nuestra respuesta, que en muchas ocasiones no viene ni a cuento porque resulta que no nos hemos enterado de que lo que nos estaban diciendo no era exactamente aquello que habíamos supuesto.

Error 3. Nos ponemos en modo “salvador”.

Esto lo hacemos por ejemplo cuando viene alguien a contarnos un problema y nosotros nos responsabilizamos de resolverlo.

En la mayoría de las ocasiones las personas cuando cuentan sus “problemas”  lo que quieren es desahogarse y no una solución. Al darles nuestra solución sin que nos pidan ayuda o ideas, inconscientemente estamos estableciendo unos roles donde yo soy el que sabe y la otra persona es la que necesita ayuda y además no sabe resolver sus problemas por lo que yo la tengo que ayudar.

Si bien esto lo hacemos con la mejor intención del mundo debemos ser conscientes de que nuestra solución puede estar ayudando a resolver una situación pasajera y a la vez minando la autoestima de la persona a la que queremos ayudar.

Error 4. Nos ponemos en modo “víctima”.

Esto lo hacemos cuando aquello que escuchamos nos lo tomamos personalmente. Por ejemplo, una persona puede estar criticando la actuación de otra con la que nos sentimos identificados y comenzamos a defendernos cuando ni siquiera la otra persona nos ha mencionado.

En cualquiera de estos casos la atención está en uno mismo, en lo que sabemos, en cómo ayudar, en defendernos, en atraer atención, en ser vistos como listos, etc

 

Si de verdad queremos escuchar a la otra persona el foco, o lo que es lo mismo, nuestra atención, tiene que estar puesta en la otra persona.

 

A continuación te propongo algunas formas de escucha donde el foco está en la otra persona:

– Cuando estés en una conversación párate a ver cuál es tu intención en esa conversación.

Si la intención es destacar, llevar la razón o defenderte, probablemente tu foco esté en ti. Por el contrario, si la intención es saber de la otra persona (que le molesta, gusta, etc), comprender a la otra persona, avanzar o empatizar, probablemente tu foco esté en la otra persona.

– Haz el esfuerzo de encontrar la parte de razón que hay en lo que otros dicen.

No tienes que estar de acuerdo con ello, pero si ver su parte de razón. Y es que, dependiendo desde dónde miremos las cosas, éstas se van a ver de una forma u otra, y desde cada una de estas perspectivas se llega a ver una parte distinta de la realidad.

– Considera a la persona con la que hablas capaz de encontrar sus propias soluciones, deshazte de tu idea o solución y ayúdala con preguntas.

“Trata a un hombre por lo que es y seguirá siendo lo que es. Trátale por lo que puede llegar a ser y se convertirá en ello” Ralph Waldo Emerson

– Cuando te pidan un consejo, no pienses en lo que harías tu sino en lo que sería mejor para la otra persona.

Esto no siempre es lo mismo.

– Si te piden tu opinión ofrécela como una posibilidad más.

Y no te apegues a que sigan tu consejo, idea, o a que estén de acuerdo con ella.

– Recuerda:
— que se puede participar en una conversación con la ESCUCHA.

De hecho no hay nada más gratificante cuando quieres transmitir algo que una persona que te ofrece su escucha.

— que cuando escuchas con el foco fuera de ti tienes la posibilidad de aprender algo que no sabias hasta ahora.
— y sobre todo, que le das a la otra persona la oportunidad de ser.

 

Feliz escucha!!!