El precio de la Libertad
El precio de la Libertad: la Responsabilidad
“Ah, si yo fuera libre y pudiera hacer lo que quisiera…”
Desafortunadamente muy pocas personas se paran a pensar con total honestidad qué es eso que quisieran, y se quedan estancadas en la queja y sin querer reconocer que ya SON LIBRES.
Lo que ocurre es que no es lo mismo ser libre que SENTIRSE LIBRE.
De hecho, lo común es que la mayoría de las personas, en vez de vivir desde la libertad, se sientan maniatadas a la hora de ser quienes quieren ser y hacer lo que quieren hacer.
La libertad de la que hablamos aquí no se refiere a la disponibilidad geográfica, a tener tiempo libre, suficiente dinero, o a tomar decisiones sin consultar con nadie, sino a la sensación de estar donde quieres estar, con quien quieres estar y haciendo lo que quieres hacer. Que por cierto, no siempre coincide con hacer lo que más nos gustaría estar haciendo en ese momento.
En cada instante de nuestras vidas estamos eligiendo hacer una cosa u otra dependiendo de las prioridades que tengamos en cada momento. Así, en función de nuestras prioridades elegiremos ir a jugar al fútbol con los amigos o ir al parque con mi hija de 3 años. En cualquier caso, la elección es nuestra y la elegimos libremente, aunque a la víctima que llevamos dentro, y cuya función es quejarse de todo, le parezca que estamos obligados a una cosa o la otra y nos haga creer que no tenemos elección.
Cuando elegimos conscientemente y reconocemos la libertad de la elección se nos abre la posibilidad de disfrutar de cada momento de nuestra vida y de vivir la vida que realmente queremos vivir.
Si esto es así, ¿por qué preferimos creer que no somos libres?
Principalmente porque reconocer que somos libres y que todas las decisiones que hemos tomado en nuestra vida y que nos han llevado hasta donde estamos han sido nuestras, nos convierte en los responsables de nuestra propia vida.
Y aunque ver que somos los responsables de nuestra propia vida es ciertamente liberador, ya que nos desvuelve el control y las riendas de la misma, en mi experiencia, al mismo tiempo, puede resultar aterrador.
De repente se abre la posibilidad de vivir como tu quieres, pero si resulta que has estado viviendo la vida que pensabas que tenías que vivir, guiada por la sociedad y las pautas que ésta marca, puede que te ocurra, como me ocurrió a mí, que todavía no te hayas parado a contestar la pregunta ¿qué vida quiero vivir?
En este momento se mezclan la ilusión de vivir una vida más plena, con el miedo a no saber cómo conseguirlo o a no atreverse a hacerlo. Las excusas dejan de tener sentido, y desaparecen las personas a las que culpar de lo que ocurre en tu vida.
Ahora bien, la mejor forma de traer plenitud y paz interior a nuestras vidas es hacernos cargo de nuestra vida y de lo que ocurre en ella.
Si te ha llegado el momento de VER que eres el responsable de cómo vives tu vida quizá esto te pueda ayudar a hacer la transición de co-piloto a conductor:
- Se benevolente contigo mismo y no te juzgues ni castigues por lo que has hecho hasta ahora. Está en tu poder elegir tratarte bien en todo momento.
- Mira “la responsabilidad” como la habilidad para responder que tiene todo ser humano y no como una obligación de hacerlo todo bien, de tomar las decisiones correctas o de ser perfecta.
- Enfócate en aquello que está bajo tu control: tu actitud, tu forma de ver una situación, tus acciones, en vez de en las circunstancias externas que están fuera de tu control.
- Párate a reflexionar sobre las preguntas a las que te gustaría dar respuesta. El hecho de que en este momento no sepas la respuesta no quiere decir que no exista. Dedícales tiempo, confía y la claridad te vendrá.
- Acepta donde estás como punto de partida para dirigirte hacia otro lugar. No importa tanto cómo has llegado hasta aquí sino hacia dónde te quieres dirigir.
- Crea diferentes opciones. Siempre hay más de una opción si abrimos nuestra mente a verlas. Cuando tenemos opciones nos sentimos libres, no te limites a lo que tienes enfrente, céntrate en lo que quieres conseguir y desde ahí crea opciones.
- Recuerda que cada vez que te haces responsable de tu vida y de lo que ocurre en ella te fortaleces.
Si bien no elegimos muchas de las circunstancias externas que nos toca vivir si que está en nuestro poder elegir la experiencia que queremos vivir dentro de esas circunstancias.
En la elección está la responsabilidad y, sin duda alguna, la libertad.
Elige entre vivir la vida que quieres vivir, la que dictan otros, o una combinación de ambas, pero hazlo conscientemente cada día de tu vida y así sentirás la libertad.
¡Y cuéntanos cómo es eso de sentirse libre!