El síndrome pre-vacacional
Síndrome pre-vacacional
Como lo oís. ¡¡Existe un síndrome pre-vacacional!!
Con frecuencia hemos oído, leído o sentido, los efectos que a veces tiene la vuelta de las vacaciones: irritabilidad, tristeza, depresión… pero, ¿qué pasa los días o semanas previas a irnos de vacaciones?
Este viernes por la tarde cojo vacaciones por un mes. Suena bien, ¿verdad?… Tan bien, que la pasada semana se me empezó a hacer cuesta arriba.
En el artículo de hoy veremos cómo puede influir en nuestro día a día la anticipación de la llegada de unas vacaciones o de cualquier otro cambio por muy deseado que éste sea.
El síndrome pre-vacacional está relacionado con el síndrome de short timer, que ocurre cuando estamos muy cerca de conseguir un objetivo, o cuando está a punto de llegar un momento muy deseado.
Estos son algunos de los efectos del síndrome pre-vacacional:
– Falta de concentración.
Éste es uno de los síntomas que más rápidamente se ponen en marcha en el síndrome pre-vacacional. Y ocurre porque nuestra mente, en vez de estar en el momento presente y enfocada en lo que estamos haciendo, está anticipando el momento de irnos, contando los días, imaginando cómo lo vamos a pasar o resolviendo detalles de las vacaciones que tenemos que concretar.
– Estrés y agobio.
Cuando queda poco tiempo los que tenemos este síndrome pre-vacacional nos da por llenar nuestra agenda y hacer en un periodo muy corto de tiempo muchas de las cosas que no hemos hecho en todo el año, con el fin, eso sí, de dejarlo todo terminadito y listo para cuando volvamos y de esa forma irnos en paz. Es la ley de ¡un último esfuerzo y a vivir!
– Falta de energía.
Cuando lo que se acercan son las vacaciones nos da por convencemos a nosotros mismos de que no podríamos aguantar ni un día más y de que necesitamos URGENTEMENTE unas vacaciones. Y así decimos cosas como: “Menos mal que me voy de vacaciones porque no aguantaría ni un día más”
En realidad podríamos seguir viviendo y trabajando sin esas vacaciones y tendríamos energía más que suficiente, pero el hecho de pensar que vamos a parar dentro de poco, hace que nos coloquemos mentalmente en una situación de descanso y este mismo pensamiento comienza a bajar la guardia de nuestro organismo dándonos la sensación de que no tenemos energía.
La pregunta ahora es: ¿qué podemos hacer para reducir o eliminar estos síntomas y así disfrutar, no sólo de nuestras vacaciones, sino también del periodo previo a ellas?
Estas son algunas de las cosas que yo he estado poniendo en práctica las últimas dos semanas y que espero que os sirvan:
– Volver la atención al momento presente y a la actividad que estamos realizando dándole un sentido.
Darle un sentido nos permitirá disfrutar del momento presente y mantener la atención en él durante más tiempo.
– Parar y mirar a nuestro alrededor con el fin de tomar conciencia de todo aquello que podemos apreciar en ese momento en particular.
– Ser honestos con nosotros mismos sobre las tareas que son alcanzables en el tiempo que queda, y priorizar con el objetivo de reducir el estrés y aumentar el disfrute.
– Viene bien recordar que está en nuestras manos modificar la presión y las prisas autoimpuestas.
– Dejar todo lo que esté relacionado con las vacaciones para un momento concreto del día, fuera de las horas de trabajo.
– Poner como intención vivir y disfrutar de cada momento de nuestra vida y no reservar esta bendición exclusivamente a los periodos de vacaciones.
Yo, en estas estoy…
Aprovecho ahora para dar las gracias a todos los que de una forma u otra me hacéis llegar vuestro aprecio por los artículos que semanalmente escribo. Saber que son de alguna utilidad le da sentido a sentarme y poner por escrito lo que está en mi mente.
Y por eso continuaré… en Septiembre 🙂
Feliz verano!!!!