Erase una vez…
Erase una vez … Que existió una isla donde vivían todos los sentimientos: la Felicidad, la Tristeza, el Conocimiento, y todos los demás, incluido el Amor.Un día fue anunciado a los sentimientos que la isla se iba a hundir, así que todos prepararon sus botes y se fueron de allí. El Amor fue el único que se quedó…
El Amor quiso perseverar hasta el último momento.
Cuando la isla estaba casi hundida por completo, el Amor decidió pedir ayuda. La Riqueza pasaba por delante y el Amor le dijo, “Riqueza, ¿me puedes llevar contigo?” la Riqueza contestó, “No, no puedo…. Hay mucho oro y plata en mi bote y no hay espacio para ti”.
El Amor decidió entonces preguntar a la Vanidad que pasaba en un precioso barco, “Vanidad, por favor ayúdame!” “No puedo ayudarte, Amor… estás todo mojado y sucio y podrías dañar mi barco”, respondió la Vanidad.
La Tristeza estaba cerca así que el Amor la pidió ayuda, “Tristeza, déjame ir contigo”. “oh…. Amor… ¡estoy tan triste que necesito estar a solas!”.
La alegría pasó por delante del Amor también, pero estaba tan alegre que ni siquiera oyó la llamada de Amor.
De repente, se oyó una voz: “Ven conmigo Amor, yo te llevaré”. Era un anciano. El Amor se sintió bendecido y tan contento que hasta olvidó preguntarle el nombre al anciano. Cuando llegaron a tierra firme el anciano continuó su camino.
El Amor, reconociendo cuanto debía al anciano preguntó al Conocimiento, otro anciano, “¿Quién fue el que me ayudó?” “Fue el Tiempo”, contestó el Conocimiento.
“¿El Tiempo?” preguntó el Amor. “Pero, ¿por qué me ha ayudado el Tiempo?” El Conocimiento sonrió con profunda sabiduría y contestó, “porque sólo el Tiempo es capaz de comprender la verdadera grandeza que es el AMOR”.
Anónimo
Este cuento me lo encontré leyendo el libro “The Nine Muses” de Angeles Arrien el pasado domingo, el día de la madre, justo después de decidir que este año le expresaría a mi madre mi amor con palabras.
Al leer estas palabras anónimas pensé que describían exactamente la grandeza del Amor, y especialmente el Amor de madre…. que siempre está ahí, hasta el último momento.
Y este es el Amor, que gracias al Tiempo, he llegado a reconocer en todo lo que mi madre hace, dice y piensa. Un Amor que mis juicios y mi forma de pensar no me dejaron ver durante mucho tiempo.
Hoy lo veo con claridad, a pesar de las lágrimas de emoción que nublan mis ojos al escribir esto… ¡¡siento la grandeza del Amor de mi madre y le estoy eternamente agradecida!!
Gracias Mamá porque tu Amor me ha permitido, y me permite, elegirme a mi misma, reconocerme, fortalecerme y experimentar desde la seguridad de que tú siempre me guardas las espaldas.
Gracias por tu alegría, tu fuerza, tus cantares a primerísima hora de la mañana, tu soltura y transparencia emocional, tu inocencia, tu ritmo y tu gracia, y también, por tus abrazos y ¡¡tus miles de besos!!
¡¡Gracias Mamá!!… ¡¡y gracias Tiempo por ayudarme a ver!!
Con todo mi Amor de hija,
¡¡Felicidades Mamá!!
y ¡¡Felicidades a todas las madres!!
Y tu cuento, ¿cuál sería? Erase una vez…