Está en tus manos crear abundancia
Me he pasado las 3 últimas semanas poniendo mi intención, y atención, en crear abundancia en mi vida.
Para seros sincera, no creo que haya descubierto el secreto de cómo crear abundancia, pero si os puedo asegurar que he llegado a sentirla, atraerla y a vivir en ella. Y es que creo que ahí está la clave: la abundancia no es algo que tengamos que generar sino que ya existe, tanto fuera como dentro de nosotros mismos, y el reto está en verla y en disfrutar de ella.
Ahora, mire donde mire, veo abundancia: Abundancia en todo lo que doy y en todo lo que recibo, abundancia en mis ideas y las posibilidades que éstas generan, abundancia en todo lo material que he adquirido y en el resto que me rodea que han adquirido otros, abundancia en la naturaleza, la tierra, el aire…
Mi mundo está repleto, y ni que decir tiene que en las últimas 3 semanas no ha cambiado mucho, pero si mi forma de verlo y estar en él.
Sin embargo, esta no es la forma más usual de ver el mundo en el que vivimos.
Nuestra visión reducida de lo que es la abundancia y ciertas creencias limitadoras nos impiden verla, sentirla, vivirla:
– Por un lado definimos la abundancia en términos materiales y monetarios. Es decir, hay abundancia en nuestras vidas cuando poseemos muchas cosas materiales y cuando tenemos mucho dinero. El problema de esta definición es que “mucho” significa “más de lo que ya tenemos”. Y como siempre se puede tener más casi nunca estamos satisfechos con lo que tenemos.
– Por otro lado existe una creencia bastante extendida de que “no hay suficiente para todos”. Esta creencia nos lleva a la separación, a la competición y a comportarnos en muchas ocasiones en contra de nuestros valores. Además justifica muchos de nuestros actos egoístas e insolidarios y promueve la desconfianza y enemistad entre los seres humanos.
Entonces,
¿Qué podemos hacer para vivir en la abundancia?
¿Cómo podemos atraer aquello de lo que queremos más?
Estas son algunas prácticas para vivir en la abundancia:
1) Vive intencionadamente y clarifica qué es lo que quieres.
Cuando ponemos la intención en hacer realidad uno de nuestros sueños, o en atraer algo a nuestras vidas, nuestra atención, y por lo tanto nuestros actos, se dirigen en esa dirección. Esto hace que lo que queremos crear, o atraer, se materialice mucho más rápido.
Por cierto, es muy importante ser específico a la hora de pedir. Así cuando decimos: “me gustaría ser más feliz” de forma general, el resultado no es tan poderoso como cuando decimos: “me traería felicidad a mi vida el disfrutar de tiempo libre dos tardes a la semana”.
2) Aportar, contribuir con, y dar todo aquello de lo que quieras más.
Si quieres más amor, ama más. Si quieres más tiempo, date más tiempo a ti y a los demás para hacer las cosas. Si quieres más amistad, abre tu corazón a la gente para que ellos te lo puedan abrir a ti.
Si quieres más dinero da más, si eres tacaño y miedoso a la hora de dejar fluir tu dinero te costará creer que el dinero fluirá en tu vida. No gastes tu dinero, en vez de eso, empléalo con consciencia, es decir, en aquello que sea importante para ti, que esté de acuerdo con tus valores, y que además, te aporte a ti y a otros plenitud y felicidad.
3) Desapegarse de lo material y disfrutar de lo que tenemos.
Cuando nos apegamos a las posesiones materiales o personas que hay en nuestras vidas, éstas empiezan a formar parte de nuestra identidad. Por lo que si las perdemos nos sentiremos incompletos, nos faltará algo.
El desapego no significa que tengamos que deshacernos de todo lo material, pero sí de cualquier relación de dependencia que tengamos con lo material, espiritual, etc. Al desapegarnos de algo, o alguien, es cuando realmente podemos amarlo y disfrutarlo libremente mientras tenemos la posibilidad, sin miedo a perderlo, viviendo en la abundancia de tenerlo.
4) Apreciar todas y cada una de las situaciones y/o personas que forman parte nuestra vida. Cuando apreciamos de forma intencionada, lo que ocurre es que buscamos el valor o aprendizaje que hay en una situación o que nos aporta una persona. Este acto por lo tanto enriquece y llena nuestras vidas haciéndonos sentir abundancia.
5) Agradecer. Cuando practicamos la gratitud estamos mirando en la dirección hacia donde tenemos, hacia donde hay, y de esta forma, traemos consciencia a todo lo que YA existe en nuestra vidas, en vez de preocuparnos y frustrarnos por aquello que no tenemos. Lo último crea una sensación de vivir en la escasez, de no tener suficiente, y lo primero, de satisfacción, bien estar y abundancia.
6) Conectar con el pozo infinito de posibilidades que existe dentro de cada uno de nosotros.
¿Os habéis preguntado alguna vez de dónde salen las ideas, pensamientos, emociones, acciones, reacciones, movimientos,…, que experimentamos en nuestro día a día? Todo se genera dentro de nosotros. Cierra los ojos y mira hacia dentro, hacia la fuente infinita de posibilidades que eres y aprecia su abundancia. Esto nos ayudará a sentirnos llenos por dentro.
7) Vivir desde la creencia de que todos y todo somos uno.
Cuando diferenciamos, dividimos y separamos lo tuyo de lo mío, estamos poniendo barreras que nos aíslan del resto y nos hacen sentir la escasez. Lo que yo tengo acaba en límite, tiene un fin, es finito. Sin embargo, si todos y todo somos uno, no hay limitaciones, ni fin. Vivimos en un mundo infinito y abundante.
8) Permitirse lujos.
Lo que no quiere decir permitirse lujos “caros”!! Un lujo puede ser un baño caliente, un paseo por tu parte preferida de la ciudad o del campo, una tarde con un buen libro, una conversación con una amiga…
Es tu derecho, como ser humano, disfrutar y vivir la abundancia.
Te invito a que incluyas alguna de estas prácticas en tu día a día y pases a vivir en el mundo de la abundancia. Si a mí me han servido puede que a ti también. Desde luego, esa es mi intención y deseo 🙂
Conclusión:
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Vivir en la abundancia está al alcance de todos.
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Y para conseguirlo es importante que miremos al mundo que hay a nuestro alrededor y al que existe en nuestro interior de forma que veamos el potencial infinito de ambos.