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Infelicidad, o plenitud en el trabajo

Infelicidad, o plenitud en el trabajo

 

Con frecuencia escuchamos a personas decir que su sueño es tener el suficiente dinero para poder dejar de trabajar, o jubilarse cuanto antes. Y cuando les preguntas“¿para hacer qué?”, su respuesta es: “¡para no hacer nada!

Están convencidos de que si pudieran vivir sin hacer nada serían felices.

Sin embargo, el ser humano alcanza la plenitud cuando se siente útil, cuando sabe que su existencia puede crear una diferencia en él mismo, en los demás y/o en su entorno.Y si no lo crees, recuerda como te sentiste la última vez que alguien te pidió un favor y gracias a tu ayuda esa persona se sintió mejor!

De hecho, los pensamientos como: “mi trabajo no sirve para nada”, “soy un inútil”, “nadie me necesita” o “mi vida no tiene sentido”, nos suelen conducir a la apatía, la desgana e incluso a la depresión.

Entonces, ¿qué significa realmente que tu sueño es tener suficiente dinero para poder dejar de trabajar y no hacer nada?

Estas son algunas de las circunstancias en las que se encuentran las personas que tienen este sueño, o deseo:

  • se sienten atados e impotentes en su trabajo, ya que no tienen libertad para expresar sus ideas, o cuando lo hacen, éstas no se tienen en cuenta.
  • se sienten desmotivados ya que lo que hacen parece que no tiene ninguna importancia, que su trabajo no es apreciado, o por lo menos no de la forma que a ellos les gustaría.
  • están aburridos porque nada parece cambiar, y el futuro no promete ninguna mejora.
  • tienen la sensación de que no pueden ser ellos mismos, y se ponen una máscara al entrar al trabajo que creen es la adecuada para que les acepten y les tengan en cuenta.
  • sienten la hipocresía de actuar en desacuerdo con sus valores y con lo que quieren, para ellos y para los demás.
  • piensan que su potencial está desperdiciado y saben que podrían estar haciendo muchas más cosas y mejor si sólo se les tuviera en cuenta.

¿Cómo intentamos resolver este mal estar?

A veces, nos decimos a nosotros mismos que debemos mirar el lado positivo: tengo un salario, el horario no está mal, hay gente que es maja…

O buscamos distracciones fuera del trabajo que nos ayuden a olvidarnos de esa parte de nuestras vidas, y que de alguna manera compense el mal estar o frustración que las condiciones de nuestro trabajo nos genera.

O buscamos un fin que justifique el sacrificio: la educación de los hijos, viajar, etc

Pero nada de esto suele ser suficiente a largo plazo. De hecho, es como soplar a una quemadura, en cuanto dejas de soplar, empieza a escocer incluso más!

Entonces, ¿qué se puede hacer diferente?

Voy a suponer que las personas que se sienten identificadas con alguna de las circunstancias anteriores están buscando alguna de estas cosas:

  • Sentirse útiles; sentir que su trabajo, por mundano que parezca, tiene un sentido, y es de utilidad para un proceso, persona o empresa.
  • Sentirse libres; que son ellos los que deciden cómo, hasta donde y hasta cuando.
  • Sentirse realizados; usando todo su potencial y creatividad en beneficio del trabajo que están realizando.
  • Reconocimiento de su trabajo.
  • Y disfrutar en el trabajo.

Además, asumiré que, en mayor o menor grado, les gusta su trabajo, y son más bien las circunstancias en las que tienen que trabajar las que les generan un mal estar.

Teniendo en cuenta esto lo que se puede hacer al respecto es:

– Centrarnos en nuestro trabajo, hacerlo siempre lo mejor que podamos, y muy importante, reconocernos a nosotros mismos el trabajo y esfuerzo que hemos hecho. Esto nos hará sentirnos bien con nosotros mismos y con el trabajo realizado.

Si la única aprobación que cuenta es la de fuera, siempre estaremos a expensas de lo que otros pienses sobre nuestro trabajo.

– Buscar esa habilidad o cualidad que nos hace únicos, y usarla para añadir valor a la actividad que tengamos que desempeñar en cada momento. Puede ser nuestra actitud positiva, empatía, humor, visión de futuro, etc

– Responsabilizarnos de nuestras decisiones y de las prioridades que ponemos en cada momento. Seamos honestos, nuestro jefe puede decirnos que hagamos muchas cosas que no queremos, pero seguro que no nos obligó a comprarnos una casa con una hipoteca que ahora tenemos que pagar mensualmente.

– Ser conscientes de cuando estamos actuando desde el miedo. Miedo a no ser lo suficientemente buenos, a no tener suficiente, etc. Sólo cuando somos conscientes de que son nuestros miedos, y no las otras personas, lo que nos está esclavizando podremos sentir la libertad… y hacer algo al respecto, si así lo elegimos.

– Ser fieles a nuestros valores y buscar la forma adecuada de expresarlo siempre que estos sean pisoteados.

– Comportarnos con los demás de la misma forma que nos gustaría que se comportaran con nosotros.

 

En definitiva:

  • Haz de tu trabajo una extensión de quien eres y pon en cada actividad que desempeñes esa parte de ti que es diferente de los demás y que te hace ser único.
  • Se integro contigo mismo y con aquello que deseas para ti y los tuyos.
  • El trabajo en si no tiene por que ser nuestra pasión, pero si lo podemos realizar de forma apasionada.

 ¡¡HAZ LO QUE AMAS, ó AMA LO QUE HACES!!

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Me gustaría compartir con vosotros el siguiente artículo, sacado del Diario de Burgos, porque es un ejemplo del resultado de añadir nuestra humanidad a los requerimientos de un trabajo.

 

Martes 1 de Mayo de 2012 – Diario de Burgos

Agradecimiento al Hospital Yagüe

Los familiares de Ángel Felipe Puente, fallecido el pasado 21 de Abril, queremos dirigir  nuestro más profundo y sincero agradecimiento al servicio de Oncología del Hospital General Yagüe. Su esfuerzo profesional y personal durante casi tres años de lucha contra el cáncer merece todo nuestro cariño y respeto. Han hecho felices a una familia durante este tiempo, ayudándonos a todos, y a Ángel en particular, a hacer más fácil la lucha contra su enfermedad, con un trato maravilloso en los momentos más duros. Gracias por su paciencia con nosotros y su amabilidad y cariño con él.

También queremos agradecer al doctor Sánchez Carrasco, de Cirugía General, que con su trabajo eficaz y cuidado permitió que Ángel tuviese una oportunidad de luchar y seguir adelante tras detectar su enfermedad.

Y por último, dar las gracias a la doctora Teresa Martín del Centro de Salud Las Torres, simplemente por ser como es, por su apoyo incondicional, su cariño y su gran profesionalidad; al ESAD (Equipo de Soporte de Atención Domiciliaria), Dra. Rebeca García y Esther Herrera, con las que pudimos compartir los momentos más difíciles y duros de su enfermedad. Queremos transmitirles nuestro más profundo agradecimiento a este equipo de personas llenas de humanidad, amabilidad, paciencia y cariño, cualidades que no se pueden atribuir a un trabajo, sino a la grandeza de algunas personas en el desempeño de sus funciones. No tenemos palabras… Muchas gracias…

Ángel ha sido para todos un ejemplo a seguir, un luchador, que hasta el último momento de su vida conservó sus ganas de vivir.

                                                            Familia de Ángel Felipe Puente

                                                                                                Burgos

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