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La emoción de la primera vez

La emoción de la primera vez

Ahhhh! La emoción de la primera vez.

El primer beso, el primer día de cole, la primera excursión, el primer trabajo, la primera cerveza, el primer viaje en avión, el primer atardecer en compañía, la primera vez que ves el mar, el primer coche, la primera nevada,… o como en el caso de Kayden (la protagonista del video), la primera lluvia.

La emoción de la primera vez que experimentamos algo es siempre especial, más o menos agradable, pero especial y sobre todo irrepetible. ¿O no?

¿Es posible volver a sentir la emoción de la primera vez, una y otra vez, con el mismo estímulo?

Si bien sólo hay una primera vez, esta semana exploraremos la posibilidad de seguir sintiendo la emoción de la primera vez en nuestras vidas aún cuando las circunstancias sean las mismas.

Pero primero os dejo con el vídeo que ha inspirado este artículo con el deseo de que os empapéis de la emoción de una niña que experimenta la lluvia por primera vez: (haz click en la imagen para ver el vídeo)

Kayden

En varias ocasiones he vuelto a un mismo restaurante con el fin de volver a comer el plato que pedí la primera vez que estuve allí porque lo recuerdo como sorprendentemente delicioso. O sea, que vuelvo con el deseo de repetir la sensación que me proporcionó el saborear ese plato. Ahora bien, para mi sorpresa me suelo encontrar con que de sorprendentemente delicioso pasa a estar bueno, ¡¡pero sin más!!

¿Por qué no vuelvo a experimentar la misma sensación si es el mismo plato? ¿Qué ha cambiado de la primera vez que lo probé a la segunda?

Estas son algunas de las diferencias:

La primera vez no sabía qué esperar y estaba abierta a cualquier resultado, la segunda tenía grandes expectativas sobre el sabor.

La primera vez tenía todos mis sentidos abiertos y preparados para la experiencia, la segunda vez tenía activo el comparador de dentro de mi cabeza.

La primera vez quería dejarme sorprender e impresionar, la segunda vez quería revivir exactamente una experiencia del pasado.

En resumen, la primera vez iba cargada de inocencia, curiosidad y ganas de dejarme sorprender, y la segunda volvía con expectativas, juicios y exigencias. Esto nos lleva a pensar que no es tan importante si es la primera vez o la quinta que hacemos algo, sino la disposición interna con la que lo hacemos lo que expande o limita nuestra experiencia emocional de cualquier situación.

Y la consecuencia de esto: dependiendo de nuestra disposición ante las distintas situaciones puede ser que nos perdamos la oportunidad de disfrutar a tope de cada momento!!

Entonces, ¿qué es lo que podemos hacer para disfrutar al máximo de cada momento o experiencia?

• Estar presente en el momento actual. Para ello puedes describirte a ti mismo lo que ves a tu alrededor como si le estuvieses describiendo el escenario de una obra de teatro a alguien que no puede verlo, incluyendo la temperatura, los olores, los colores, etc.

• No comparar experiencias pasadas con actuales. Si las circunstancias de la primera vez no se pueden repetir, es injusto comparar los resultados, y además nos impide estar totalmente presentes en la situación actual.

• Activar la curiosidad y mirar por primera vez. La curiosidad, no con el fin de cotillear, sino con el de ver lo que no has visto hasta ahora. Es posible mirar con las lentes de “la primera vez”, y para ello es necesario desconectar de todo conocimiento previo y llevar la atención plena a lo que tienes o a quien tienes delante de ti en ese momento.

• Activar la mentalidad de principiante. Ésta cuesta un poco, porque el saber, o pretender que sabemos, nos proporciona cierta seguridad y en algunos casos hasta cierto estatus. Lo malo es que también nos impide abrirnos a explorar, descubrir y sorprendernos como cuando éramos niños y experimentar todas las emociones que esto implica.

• Pensar que es la última vez. Si creemos que es la última vez que vamos a hacer algo o que vamos a ver a alguien esto nos predispone a estar abiertos y a experimentar la situación al máximo.

• Activar todo nuestro ser para sentir. Un ejemplo de activar todos los sentidos y todo nuestro ser está en el video de Kayden. Ella toca la lluvia, la saborea, la siente en sus manos, en su cuerpo, es una experiencia con todo su ser, ¡¡que no necesita de palabras!!

Con mi deseo de que hoy experimentéis vuestro día ¡¡como si fuera la primera vez!!

 



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