La resaca de Aprendemos Todos
La resaca de Aprendemos Todos
El pasado fin de semana celebramos en Burgos el Congreso:
Aprendemos Todos a “SER” maestros de vida
Para los que no estuvisteis allí, imaginad 230 padres, madres y profes llenando el gimnasio de un cole vestido con globos, dibujos, sillas de tijera, más globos, mariposas de colores, un escenario, mucho cariño y muy buen rollo.
Si a eso le añades la inquietud por conocer algo nuevo, el compromiso por aprender para hacerlo mejor, la entrega que pusieron cada uno de los asistentes y continuáis imaginando, llegareis a entender, quizás, la resaca que tengo.
Una resaca que me gustaría tener todos los días.
Una resaca de adrenalina que me lleva a la acción.
Una resaca de cosquilleo, esperanza e inspiración.
Y es que siempre hay otra manera de hacer las cosas, y es nuestra responsabilidad elegir la manera o forma con la que hacemos las cosas y el impacto de esta.
En el caso del fin de semana pasado llevamos nuestra atención a otras formas desde donde educar, apoyar y acompañar a las nuevas generaciones.
Porque resulta que las generaciones que nos siguen, no sólo se encuentran con la sociedad que nosotros creamos a diario, sino que además, nos miran con los ojos y con el corazón bien abiertos para aprender de nosotros. Y así, sin juzgarnos, sólo sintiendo, observando e imitando, van aprendiendo y les vamos educando.
Luis Emilio Oliver, Marina Escalona, Marcos Cajina, Noelia Ruiz, Jose María Toro, Jaime Buhigas y Maria José Sanz nos ofrecieron un rico surtido de ingredientes con los que crear nuestra forma única e intransferible de educar.
Estos son algunos de los ingredientes:
– Somos ejemplo.
Queramos nosotros o no, nos creamos suficientemente buenos como para dar ejemplo o no, somos ejemplo. Y es que, nos convertimos en un ejemplo, no cuando queremos, sino cuando alguien nos elige como tal.
– El mejor ejemplo es nuestra forma de ser.
Lo que realmente llega, o hace que algo se despierte en las personas, no es tanto lo que decimos sino lo que hacemos. La coherencia entre nuestras palabras y nuestros actos es la transmisión más efectiva de aquello que queremos comunicar.
– La imaginación como ventana para crear nuestra realidad.
La imaginación nos permite dibujar imágenes en nuestra mente con sonidos, colores, olores, sabores, que representan cualquier realidad que deseemos vivir. Es decir, para vivir una situación apacible y relajarnos no hace falta cogerse vacaciones y viajar a una isla paradisíaca, sino que podemos cerrar los ojos e imaginarla.
Ya se que es un poco difícil de creer pero resulta que, los estímulos que recibe nuestro cerebro hace que la química de nuestro cuerpo cambie (es decir que estemos relajados, en tensión, etc,) y lo que es aún mejor, para nuestro cerebro es lo mismo la imagen de una playa que estar realmente en una playa con los ojos abiertos.
O sea, que si yo antes de entrar en casa, en clase, o en el trabajo voy pensando que va a ser un suplicio, es decir, imagino una situación que va a ser un suplicio, también puedo elegir imaginar otra situación que a mi me apetezca más y así cambiar mi realidad.
– Para corregir un comportamiento hace falta enseñar.
Si sólo corregimos aquello que está mal, sin dar al mismo tiempo otras opciones que escoger a la hora de actuar, lo más probable es, que en un futuro, repitamos aquello que hemos hecho mal. Una de las razones por las que esto ocurre, entre otras, es que no hemos aprendido otra forma diferente de hacerlo. El castigo o auto castigo sin enseñanza no nos lleva a ningún lado.
Por ello, es importante que nos fijemos bien dónde ponemos nuestra ATENCIÓN. Cuando nuestra atención está enfocada en lo que se hace mal sólo conseguiremos resaltar ese hecho. Sin embargo, si nuestra atención está en enseñar, accederemos a ver y transmitir comportamientos más de acuerdo con nuestras necesidades.
– VER a la persona que tienes enfrente.
Este es el mejor regalo que le puedes hacer a una persona y la mejor forma de crear una conexión con ella que permita a ambas dar y recibir.
Para VER a alguien nos basta con observar sin juicios. Si además activamos el músculo de la apreciación estaremos despertando ante nuestros ojos a un ser humano con el que nos sentimos a gusto y bien. Y si compartimos lo que vemos, estaremos potenciando esos sentimientos y también lo mejor de la otra persona.
– Crecer y creatividad van en el mismo pack.
Y es que para crecer tenemos que salir de la zona de lo conocido, de la zona de confort. Sólo dando un paso fuera de este círculo donde nos sentimos seguros podremos crear otro más grande y por lo tanto crecer.
Ahora bien, ese paso es hacia la incertidumbre, hacia lo desconocido, y para navegar en ese terreno inexplorado nuestra mejor aliada es la creatividad, o la habilidad de crear en cada momento con nuestros recursos internos y lo que la vida muy generosamente pone a nuestro alrededor.
– Calma y tranquilidad o tensión.
Todas las personas, cuando estamos relajadas, podemos acceder con facilidad a nuestra creatividad, nos resulta fácil pararnos a decidir qué ejemplo queremos dar, qué opción tomar, qué imaginar… La tensión, sin embargo, nubla nuestra creatividad, nos atasca y nos hace saltar como muelles.
Una llave para acceder a la calma y la tranquilidad: nuestra lengua. Cuando ésta está relajada, nuestro interior se relaja.
Las vibraciones, risas, emociones y demás sensaciones las pusimos entre todos. Porque lo que ha ocurrido este fin de semana en el colegio de Vadillos en Burgos ha sido creado entre todos.
Espero haberos transmitido un poquito de mi resaca!!