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La Respiración: Vida, compañera y maestra

La Respiración: Vida, compañera y maestra


respiracion

Hoy, sentada delante de la hoja en blanco, preparada para escribir, me he encontrado con el sonido silencioso de mi respiración y me he quedado observándola.

Observando la suavidad y delicadeza con la que me llena de oxígeno, de vida, para después abandonar mi cuerpo llevándose todo aquello que ya no necesito. Así, una y otra vez. Una y otra vez. Una y otra vez…

Con la atención en mi respiración se me antoja verla como una fuente de vida, como una compañera inseparable que me trae de vuelta a mi intimidad y al momento presente, y como una maestra sabia que espera pacientemente a que le pregunten.

Escuchando a mi respiración me recuerda:

  • Que la vida es más deliciosa y fluida cuando es un acto de confianza. Sin cuestionarnos, sin miedos y sin preocupaciones inspiramos. Y sin cuestionarnos, sin miedos y sin preocupaciones, es decir, con toda confianza, expiramos y nos vaciamos.
  • Que cada momento, cada instante, tiene su principio y su fin. Cada respiración no es más que un ciclo de vida que empieza y acaba. Que nace y que muere. Con su propósito, su recorrido y sus peculiaridades.
  • Que para llenarnos de algo nuevo primero tenemos que soltar lo viejo. Porque si estamos llenos no cabe nada más y es imprescindible vaciarnos primero y soltar para dejar espacio a lo nuevo, a lo desconocido… para avanzar.
  • Que la vida ocurre en este momento. La respiración sólo ocurre en el presente, no podemos respirar ahora para pasado mañana, ni traer la respiración de ayer a hoy. Si quieres venir al presente observa tu respiración, ella siempre está ahí.
  • Que su ritmo es mi ritmo y mi ritmo su ritmo. Como buena compañera unas veces nos sigue y otras, si así lo queremos, nos enseña el camino de vuelta a la paz de nuestro interior.
  • Que con ella como guía podemos conseguir pre-sencia. O lo que es lo mismo, estar frente a nuestra esencia.
  • Que lo principal, que es la vida, es un regalo completamente gratuito que recibimos momento a momento, inspiración a inspiración. Y que lo demás, no son más que añadiduras.

Y que mientras estamos leyendo puede ocurrir que nos perdamos la maravillosa experiencia de sentir que estamos vivos, de escuchar la sabiduría de nuestra respiración y de intimar con uno mismo.

Así que hoy acorto mis palabras y os dejo con vuestra respiración y la siguiente propuesta:

Pararse a observar la respiración. Sin modificarla. Sólo observando su recorrido de entrada y salida. Y relacionarnos con ella. Como con una amiga o un ser querido. Y dejarnos sentir, ver y escuchar.

Inspirando… Expirando…