“La teoría me la sé… el problema es la práctica”
Entender la lógica de la teoría es mucho más fácil que ponerla en práctica. Y es que para entender no tenemos que hacer mucho, no nos requiere un esfuerzo. Además, mientras hablamos sobre la teoría nada cambia, podemos hablar y hablar todo lo que queramos, pero hasta que no actuamos no ocurre nada, por lo que en cierto modo estamos “a salvo”. O por lo menos nuestra forma de ser hasta ese momento está a salvo.
Y es que, aunque nos cueste creerlo, consciente o inconscientemente, elegimos quedarnos como estamos y quejarnos de lo difícil que es cambiar, a responsabilizarnos de ser y actuar de acuerdo a como nos gustaría ser y/o actuar.
A continuación veremos algunas de las razones por las que nos cuesta poner la teoría en práctica y qué podemos hacer para facilitar la puesta en práctica de la teoría.
Estás son algunas de las razones por las que no es fácil poner la teoría en práctica:
– Aunque entendemos la teoría no creemos en ella, o mejor dicho, no creemos que nosotros seamos capaces de ponerla en práctica.
Y así, gastamos nuestra energía en probar que llevar la teoría a la práctica “no es fácil” y nos saboteamos a nosotros mismos con nuestros razonamientos con el fin, a menudo inconsciente, de llegar a la conclusión de “ves, ya sabía yo que no iba a funcionar” sintiendo, en la mayoría de las ocasiones, un regocijo interno por el hecho de tener razón.
Es decir, hacemos un esfuerzo, pero no en la dirección de lo que queremos conseguir sino en la contraria.
– Nuestro nivel de compromiso no es lo suficientemente grande como para hacer el esfuerzo necesario para poner en práctica la teoría.
Esto ocurre cuando sabemos que el cambio nos proporcionará cierto beneficio, pero sin embargo, este beneficio no es lo suficientemente grande comparado con el esfuerzo. Vamos, que si me lo regalan me lo quedo, pero yo no me gastaría mi dinero en ello.
También puede ocurrir cuando nos sentimos obligados por alguien o por la sociedad a hacer ese cambio. En este caso el compromiso está con la otra persona, o la sociedad, y no con el cambio en particular. Nos decimos a nosotros mismos que “debemos” cambiar, pero no “elegimos” cambiar, y esto hace que nuestro compromiso no sea fuerte.
– No somos honestos con nosotros mismos, ni a la hora de reconocer que no queremos hacer el esfuerzo.
– No estamos dispuestos a perder lo que tenemos, aunque nos haga mal y no nos guste. Y es que si no, de qué nos vamos a quejar. Si todo me va bien, de que me ocupo, que hago, que sentido tiene mi vida.
Si bien es cierto que todos queremos ser más felices, o por lo menos eso decimos, cuando tenemos problemas, o las cosas no nos van bien, tenemos algo por lo que luchar, por lo que vivir. Nos sentimos útiles! Y ésta es una de las razones por las que preferimos buscarnos problemas y mantenerlos, a poner en práctica teorías que nos desharían de ellos.
– Tenemos miedo a lo nuevo, incluso si lo nuevo es mejor, nos hace dudar.
Frases como “mas vale lo malo conocido, que lo bueno por conocer” apoyan el hecho de que es preferible quedarnos como estamos a crear un cambio, que aunque parezca que va a ser para bien, no sabemos lo que traerá. Y por eso nos enganchamos a lo conocido, que aunque no nos guste, nos da seguridad.
– Nos exigimos demasiado. Y es que no podemos pretender cambiar un hábito que llevamos probablemente años practicando, en un minuto o en un día.
Con todo esto en nuestra contra ¿qué podemos hacer para conseguir poner la teoría en práctica?
1) Visualiza dentro de tu cabeza como te sentirás una vez que consigas aquello que quieres. Y mantén el objetivo o resultado siempre en mente.
2) No te pares, ni te castigues ante el primer intento fallido, reconecta con el “por qué” y con el objetivo de lo que quieres conseguir, y vuelve a intentarlo.
3) Tómatelo como un reto y siempre que lo consigas recuerda celebrarlo y apreciar el esfuerzo que has hecho y lo que has conseguido, por poco que sea.
4) Da pasos pequeños. Poco a poco, con incrementos crecientes. Así será más fácil integrar el cambio.
5) Recuerda que si te has dado cuenta de que lo has hecho mal, eso ya es un paso!!
6) Trabaja, o desarrolla, esa parte de ti que es disciplinada. Llámala siempre que la necesites. Ya se lo que estás pensando ahora mismo y SI, tu también la tienes!!
7) Practica, practica, practica… y cada vez te será más fácil!!
Conclusión:
- La teoría nos mantiene dentro de la zona de confort y la práctica nos saca de ella. De ahí que el poner la teoría en práctica “no sea fácil”.
- El principal problema a la hora de poner la teoría en práctica es que creemos que es muy difícil y no creemos en nuestra capacidad de conseguirlo.
- El secreto para hacerlo fácil es PRACTICAR, independientemente del resultado, paso a paso!