No tengo eleccion
NO TENGO ELECCIÓN
Creer que no tenemos elección, que estamos obligados a hacer algo que no queremos, no sólo despierta frustración, impotencia y mal estar con uno mismo, sino que además nos lleva a alimentar la creencia de que nuestra vida no depende de nosotros y a avivar así a la víctima que llevamos dentro.
Ahora bien, ¿es verdad que no tengo elección o que no puedo hacer otra cosa?
Hay ocasiones en que “parece” que no tenemos otra opción, pero eso es sólo porque el resto de opciones, en ese momento, se nos antojan peores, o incluso nos da miedo elegirlas. Es en estos casos cuando decimos que no tenemos elección.
Y no pasaría más si no fuera por el efecto tan dañino que tiene el decirnos a nosotros mismos: “no tengo elección”.
“No tengo elección” equivale a: “Mi vida, y lo que pasa en ella, no depende de mi”.
Es decir, soltamos las riendas de nuestra vida y lo que pasa en ella para dárselas a las circunstancias, el gobierno, las personas con las que nos relacionamos, …
Soltamos el control de aquello que está en nuestras manos (la responsabilidad, la elección, la voluntad, la actitud, la creatividad, …) y pasamos a intentar controlar aquello que está fuera de nuestro alcance (acciones y decisiones de los demás, el futuro, …)
El resultado es la impotencia, la frustración y la inseguridad.
Y es que es mejor reconocer que tenemos distintas opciones, que algunas nos dan miedo y que la que elegimos no es la ideal, que pensar que no tenemos elección.
Al elegir de forma consciente tomamos las riendas de nuestra vida y, como consecuencia, nos sentimos más seguros, en control, y así, de paso, se despertará la satisfacción personal y el bienestar con uno mismo.
¿Cuántas decisiones en tu vida has tomado de forma inconsciente y bajo la creencia o pensamiento de que no tenías otra opción?
Siempre hay otra opción, queramos reconocerlo o no.
Y hoy me gustaría enfatizar el daño que hace pensar que no tenemos opciones, porque nos debilita, nos ata de pies y manos e impide que disfrutemos del momento en el que estamos plenamente.
Y lo contrario está al alcance de todos: párate a reflexionar sobre las elecciones que has hecho inconscientemente, o bajo la creencia de que no podías hacer otra cosa. Abre la mirada y ve qué otras opciones había. Si, ya sé, las otras opciones parecían en su momento todavía peores que la que tomaste. Lo importante es que veas que había elección y que, en ese momento, elegiste lo que era más importante para ti.
¡¡¡Elegir de forma consciente nos devuelve el poder y la libertad!!!
Con ese deseo de poder y libertad para todos,
¡¡Feliz semana!!!