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Que el mundo no se pierda tu luz

Que el mundo no se pierda tu luz

 

 

“Nuestro temor más profundo no es que seamos inadecuados. Nuestro temor más profundo es que somos excesivamente poderosos. Es nuestra luz y no nuestra oscuridad la que nos atemoriza. Nos preguntamos: ‘¿quién soy yo para ser brillante, magnífico, talentoso y fabuloso?’

En realidad, ¿quién eres tú para no serlo? Eres un hijo de Dios. Si actúas apocadamente no ayudas al mundo. No hay nada de instructivo en menospreciarse para que otras personas no se sientan inseguras cerca a ti. Nacimos para manifestar la gloria de Dios que está dentro de nosotros.

No se encuentra sólo en algunos de nosotros, está en todos. Y al permitir que brille nuestra propia luz, de forma tácita estamos dando a los otros permiso para hacer lo mismo. Al liberarnos de nuestro propio miedo, automáticamente nuestra presencia libera a otros”.

Marianne Williamson

En este párrafo Marianne Williamson nos pone de manifiesto la dificultad con la que algunos de nosotros nos encontramos a la hora de reconocer y aceptar lo bueno que hay dentro de nosotros.

¿Por qué nos es más fácil identificarnos con aquello que hacemos mal, con la mediocridad y la impotencia? ¿Por qué nos cuesta reconocer nuestras virtudes y nuestros talentos?

Estas son algunas de las razones:

1) En el momento en que reconocemos nuestra luz, y el poder de ésta, la responsabilidad de nuestras vidas y de lo que hay en ellas recae sobre nosotros. Esto puede ser abrumador para muchos, ya que si nuestra vida no es como queremos, entonces lo únicos culpables somos nosotros.

De ahí que nos escondamos detrás de creencias limitadoras que nos excusan por no vivir al 100% de nuestro potencial interno.

2) Por miedo a que la gente piense que soy una creída, o una arrogante. Y es que hemos llegado a creer que el menospreciarnos es un acto de humildad y de ser buena persona, y el reconocer nuestras mejores cualidades es sinónimo de arrogancia. Y a nadie le gustan los arrogantes. Así que preferimos hacernos pequeñitos para que la gente nos quiera y nos acoja. Claro, que no debemos olvidar que la falsa humildad es igual de mala que la arrogancia!

3) Para que la gente a nuestro alrededor no se sienta mal por no saber hacerlo o por no hacerlo tan bien como yo. En estos casos, decimos cosas como: “va! esto lo hace cualquiera”, “no cuesta nada, seguro que si te pones te sale incluso mejor que a mi”, “no tiene ningún merito, es super fácil”, pretendiendo quitarle importancia a lo que hemos hecho y así protegiendo los sentimientos de la otra persona.

Cuando nos comportamos así, estamos cometiendo dos errores: el primero, es el de asumir que alguien se puede sentir mal por el hecho de que yo haga bien algo, y el segundo, el de responsabilizarnos de los sentimientos de los demás.

4) Tenemos baja autoestima y no confiamos en nosotros, ni en que tengamos ninguna cualidad especial. Esto es como la pescadilla que se muerde la cola, cuando pensamos que no tenemos nada especial, que somos mediocres, nos sentimos mal con nosotros mismos y nuestra autoestima sufre. Y cuando nuestra autoestima sufre, los pensamientos sobre lo que podemos o no podemos hacer se ven afectados, nos vemos incapaces e inútiles, y nos volvemos inseguros, miedosos, y esto nos lleva a ser mediocres en aquello que hagamos, reforzando así nuestra idea de que no tenemos ninguna virtud.

Ver lo bueno en los demás y no verlo en ti es un acto de injusticia hacia uno mismo.

¿Qué podemos hacer para reencontrarnos con nuestra luz y aceptarla interior y exteriormente?

I. Traer conciencia a nuestras virtudes, saber cuales son.

En ocasiones esto es difícil porque nuestras virtudes son precisamente aquellas cosas que hacemos de forma natural y que no nos requieren mucho esfuerzo, por lo que, por un lado, no les damos importancia, y por el otro, no ponemos atención en ellas ni en ver que es lo que hacemos.

Para empezar a reconocerlas puedes explorar en aquellas situaciones donde el trabajo, o la actividad que estas realizando, fluye con naturalidad, te sientes completamente absorto, la actividad llama a todos tus sentidos y te es fácil concentrarte y pasar largo tiempo haciéndola sin cansarte. También puedes explorar que estás haciendo en aquellas situaciones en las que te sientes vivo, pleno, en las que estas disfrutando. Estás situaciones contienen una información muy valiosa sobre la cualidades y virtudes innatas en nosotros.

II. Aceptar nuestras virtudes como parte de quien somos.

Cada uno de nosotros es un conjunto de fortalezas y debilidades. Si te resulta difícil aceptar lo bueno de ti,

–  Empieza por aceptar que TODOS tenemos virtudes, no solo tú. Aunque esto al principio puede que a tu ego no le guste demasiado!!

–  Entiende que uno no es arrogante por el hecho de compartir en alto una de sus cualidades, sino por el hecho de sentirse superior a aquellas personas que no las tienen.

–  No compares tus virtudes con las de los demás. Las virtudes no son comparables y todas son necesarias!

–  Cuando alguien vea tu luz y la aprecie, recibe ese reconocimiento con gratitud y humildad.

–  Siempre se sincero y auténtico cuando reconozcas las virtudes de los demás, así nunca pensarás que cuando alguien te lo dice a ti está siendo insincero.

III. Responsabilizarnos de contribuir con nuestras virtudes y talentos al mundo. Independientemente de si estamos trabajando, en casa o con los amigos, siempre podemos elegir poner lo mejor de nosotros mismos y servir de inspiración para que los demás hagan lo mismo.

 

CONCLUSIÓN:

  • Cuando no usamos nuestra luz estamos viviendo desde el miedo, la mediocridad y la impotencia, y es normal que nuestra vida esté llena de problemas que parecen imposibles de solucionar.

  • Aquello que hacemos bien de forma natural, nuestra luz, es donde reside nuestro poder para vivir una vida plena contribuyendo con lo mejor de nosotros mismos al mundo.

  • Nuestras virtudes y talentos son una parte fundamental de quienes somos, y cuando elegimos mirar en esa dirección, nuestra vida recupera un sentido especial.

 

Todos y cada uno de nosotros tiene un conjunto de virtudes y dones que le hacen único y especial, y es nuestra responsabilidad aceptarlos y hacer que el resto del mundo se beneficie de ellos.

Deja tus comentarios o preguntas sobre este tema en nuestro blog para que sigamos aprendiendo todos juntos. Gracias!