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Trampas a la Autoestima

Trampas a la Autoestima

Trampas a la autoestima

 

Durante este mes de Junio en “El Laboratorio de la Felicidad” estamos revisando nuestra autoestima. Y, especialmente, las trampas que hacen que la valoración que hacemos de nosotros mismos nos haga sentirnos inseguros, sin fuerza, y en ocasiones, hasta pequeñitos.

Hoy quiero centrarme en la trampa más común: la comparación.

La comparación parte de una diferencia y de que una de las partes va a ser mejor, más grande o más adecuada que la otra. Comparar tiene su sentido cuando queremos comprar algo y queremos elegir aquello que sea más conveniente para nuestra situación y necesidades.

En el caso del ser humano comparar nos lleva, en la mayoría de las ocasiones, a sentirnos inadecuados o incompletos. En la comparación entre seres humanos perdemos todos, ya que, inconscientemente, partimos de que hay una forma buena o correcta de ser, de actuar e incluso de vivir. De ahí que compararnos con aquellos “que están peor” sirva de muy poco.

En las culturas indígenas de América del norte viven desde la creencia de que cada persona nace con lo que ellos llaman “su medicina”. En términos de hoy, la medicina con la que nacemos es aquello que sólo cada uno nosotros podemos poner (talentos, capacidades, virtudes, valores,.. ). Y no hay que escarbar mucho para encontrarlo, porque si miras a tu alrededor no hay una sola persona igual a otra.

Sin embargo nos da por comparar, y en el proceso, dar valor a unas cualidades o habilidades y quitárselas a otras. La diversidad del ser humano no sólo nos enriquece como especie sino que además nos hace mucho más fuertes.

Ahora bien, para ello tenemos que valorar primero lo que uno mismo aporta a su entorno y a la vez lo que los demás aportan.

Valorar nuestra aportación y la de los demás es una forma de respeto hacia el ser humano y la vida, y además, una manera de mejorar nuestra autoestima. Seguro que otro lo hará diferente, pero al mismo tiempo, es también seguro que a él le será imposible hacerlo como tú.

“Pídete tu personaje, todos los demás ya están pedidos”

Así es, en el teatro de la vida todos los personajes ya están pedidos menos el tuyo. Te corresponde a ti salir al escenario y contribuir con lo que tu personaje tiene que ofrecer.

Ponemos mucho énfasis en contribuir con lo mejor de uno mismo, y cierto es que cuando hacemos esto el sentimiento de satisfacción y plenitud se despierta. Pero a la vez, nuestros errores, debilidades y miedos son también una parte muy importante de quien somos y de nuestra medicina.

Abrazar ambos, nuestros talentos y virtudes, así como nuestras debilidades y miedos, es fundamental para no caer en la trampa de la comparación y mantener una autoestima respetuosa con quien somos.

¡Recuerda que nadie más puede ser tú!

¡¡Feliz semana!!