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Una mirada a nuestra agenda

Una mirada a nuestra agenda

Una mirada a nuestra agenda

Al decidir qué hacemos mañana y pasado mañana y al día siguiente, ¿dónde ponemos la atención? ¿En hacer lo que nos llena, entusiasma y que es importante para nosotros o en aquello que no nos gusta y que se supone que tenemos que hacer?

¿Vivimos para trabajar

o trabajamos para vivir?

Esta es la reflexión que nos hacían este sábado en el Festival de Teatro Escena Abierta de Burgos la compañía de teatro El Pont Flotant en la obra “Yo de mayor quiero ser Fermín Jiménez”.

Una reflexión que, casi con toda seguridad, ya la hemos escuchado antes, pero, ¿hemos hecho algo al respecto?

Los componentes de esta compañía si!! Por una parte se han parado a preguntárselo, a mirar a sus vidas, sus agendas, sus momentos de ocio, y luego, con lo que han visto, han hecho cambios en su forma de ensayar, de elegir más conscientemente con qué llenan sus agendas y además han creado una obra de teatro sobre ello.

Muchos de nosotros lo más que hacemos con esa reflexión es asentir con la cabeza y decir: “qué verdad es”… y ya!! Es como si al escucharla confirmara algo que ya sabíamos y que preferimos no ver porque nos causa malestar, rabia o frustración. Emociones que se despiertan porque la única otra opción que se nos ocurre es “ser un irresponsable y estar todo el día sin hacer nada y de juerga”.

En el artículo de esta semana nosotros también nos paramos a reflexionar con esta pregunta en mente:

A la hora de rellenar la agenda, qué es lo ideal: ¿trabajo u ocio?

Veamos primero qué es la vida y el papel del trabajo y el ocio en ésta:

Para empezar, nadie tiene que trabajar para vivir, o para ganarse la vida. Si estamos aquí es precisamente porque tenemos vida. La vida nos la hemos ganado antes de venir y aquí estamos para experimentarla y evolucionar con cada experiencia que ésta nos ofrece.

Un trabajo no es más que un trueque entre dos personas, una persona y una compañía, varios socios, etc, donde, uno pone su tiempo y habilidad para realizar una función, crear un producto o servicio, y a cambio recibe del otro un dinero u otro servicio.

La principal razón por la que nos cuesta eso de ir a trabajar es porque hacemos de ello un deber, una obligación, y nos olvidamos de la oportunidad que el trabajo nos ofrece para manifestar lo mejor de nosotros y para contribuir a nuestro desarrollo como personas y al de la sociedad que nos rodea.

Cuando hacemos del trabajo una obligación le quitamos el sentido y la utilidad que nos puede proporcionar, y en vez de ser un vehículo para sentirnos realizados, se convierte en una carga que nos cansa, nos esclaviza y que llegamos en algunos casos a aborrecer.

El ocio por otra parte suelen ser actividades que nos permiten jugar, explorar, relajarnos, descansar y quitarle seriedad a la vida. Y cuando hacemos del ocio algo prescindible porque no nos proporciona dinero, o porque no es serio, nos estamos privando de esa parte de la vida que es tan importante como sentirse realizado.

El ocio suele ser además una fuente de inspiración en muchos casos, o también, una fuente donde nos recargamos de energía, de ilusión, de alegría, que luego podemos poner en otras actividades que hagamos.

Claro que luego están los trabajos, o ciertas funciones dentro de un trabajo, que nos inspiran, apasionan y tienen la capacidad de darnos energía, y hay actividades que hacemos en nuestro tiempo libre o de ocio que nos hacen sentir útiles y realizados.

La pregunta entonces que planteábamos al principio quedaría mejor formulada de la siguiente manera:

A la hora de rellenar nuestra agenda, qué es lo ideal: ¿aquello que me hace sentirme realizado, o lo que me llena de alegría de vivir y energía vital?

O sea, qué es lo ideal, ¿beber o comer? Pues lo que necesites en cada momento. Y es que cada actividad cumple su función. Habrá veces que una misma actividad cumpla varias funciones al mismo tiempo, pero lo importante es saber que para estar bien nutridos necesitamos una agenda equilibrada de energía vital, humor y seriedad, alegría de vivir, descanso, sentimiento de realización, de contribución con lo mejor de nosotros mismos… en definitiva, una agenda equilibrada de todo lo que nos ofrece la vida.

Recordatorios para vivir una agenda equilibrada:

  • Incluir un “buen descanso” a diario.
  • Sustituir el “tengo que…” por el “voy a…”.
  • Estar plenamente presente en lo que haces y dar lo mejor de ti.
  • Poner un toque de humor siempre que la cosa se ponga seria!!
  • Dar un sentido o propósito a todo lo que hacemos.
  • Llena la agenda de propósitos y experiencias en vez de cosas que hacer.