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“Yo soy así… y como soy así, no puedo cambiar”

“Yo soy así… y como soy así, no puedo cambiar”


En muchas ocasiones usamos el “soy así” como excusa para no cambiar, para justificarnos en situaciones donde hemos herido a alguien, o metido la pata, o bien para no enfrentarnos a nuestros miedos. Esta excusa o justificación, nos evade de la responsabilidad de hacer algo al respecto ya que, “si uno es como es, ¿qué le vas a hacer?”. Y además nos mantiene el la zona de lo conocido, de comodidad, donde nos sentimos seguros.

El lenguaje que usamos hacia nosotros mismos es muy importante ya que éste influye en nuestras actuaciones y decisiones. Cuando usamos el verbo “ser” para referirnos a una de nuestras cualidades estamos indicando permanencia, es decir, para siempre, mientras que si usamos el verbo “estar”, nos estaremos refiriendo a un estado temporal que no ocurre siempre.

Si nos fijamos en cómo hablamos sobre nosotros mismos o sobre los demás, en la mayoría de las ocasiones que usamos “soy”, refiriéndonos a algo permanente, y por lo tanto muy difícil de modificar, podríamos usar “estoy”. Por ejemplo, “que miedo, soy un cobarde”, en vez de “que miedo, estoy muy acobardado, porque las alturas me dan pánico”. El hecho de que te acobardes ante las alturas no quiere decir que te acobardes ante todo. Sin embargo, el hecho de decirte a ti mismo que eres un cobarde puede tener como consecuencia que disminuya la confianza en ti mismo y tu autoestima.

Veamos algunos ejemplos más de las consecuencias que puede tener el identificarnos temporal o permanentemente con un estado emocional, y qué podemos hacer para cambiarlo.

  • “Soy un fracasado”

Puede ocurrir que en este momento te hayan despedido de tu trabajo, o que el negocio que empezaste no haya sido rentable y hayas tenido que dejarlo o cerrarlo. Ambos son casos particulares que en ningún momento definen quien eres.

Consecuencia de hablarte así: Te dificultará el salir de la situación en la que estás, afectará negativamente a cómo te presentas en las entrevistas, o cómo ves el futuro y tendrás más dificultad a la hora de crear nuevas ideas o soluciones. Probablemente te sentirás decepcionado contigo mismo y perderás la confianza en ti mismo.

Qué hacer: Mira la situación o situaciones siendo objetivo y sin generalizar. Es decir, mira los hechos concretos que han ocurrido sin evaluarlos o juzgarlos y a continuación pregúntate: ¿Qué cualidades y talentos he demostrado en esta situación? (coraje para arriesgarte, profesionalidad,…, etc) ¿Qué he aprendido de esta experiencia? ¿Cómo puedo hacerlo diferente la próxima vez?

 

  •  “Soy un borde”

Quizás ocurra que en ciertas situaciones de tu vida haya personas que se comporten de alguna forma que no va de acuerdo con tus valores o tus creencias, y tu reacción ante ellos puede ser calificada de borde.

Consecuencia de hablarte así: El pensar así puede hacer que te cierres a nuevas relaciones o a participar y contribuir en grupos por miedo a que piensen lo mismo. Te limitará a la hora de crear nuevas relaciones personales y puede ser que te auto-castigues por ser así.

Qué hacer: Identifica las situaciones en las que te has comportado de una forma “borde”, mira a ver que es lo que hay en esas situaciones que provocan en ti esa reacción, y busca formas de comunicar lo que ocurre de una forma asertiva teniendo en cuenta a la otra persona. En caso de que creas que se te ha malinterpretado, pregunta a la otra persona que es lo que has hecho (palabras, gestos, tono,…) que le ha llevado a entenderlo de una forma que no era tu intención.

 

  • “Soy honesta y muy directa” 

Estas dos casi siempre van juntas y en ocasiones lo usamos como excusa: “es que no se mentir, soy muy honesta”, en situaciones en las que alguien se ha sentido herido por lo que hemos dicho.

Consecuencia de hablarte así: por un lado eludimos la responsabilidad de nuestras palabras y por otro podemos llegar a sentirnos impotentes o inseguros a la hora de expresarnos: “mejor no digo nada porque ya no se cómo decir las cosas”.

Qué hacer: La honestidad es un gran valor, sin duda. Ahora, si lo usamos indiscriminadamente y con mala intención puede llegar a herir a otros. Asegúrate de que la intención de lo que dices es buena y además comunícala a la otra persona. Usa tu honestidad para decir lo “bueno” que veas de la persona o de la situación, antes que lo “malo”, o lo que tu crees o quieres que mejore en la otra persona.

 

  • “Soy muy vago, y además no tengo fuerza de voluntad”

Existen actividades, tareas y/o proyectos que nos absorben la energía, que nos parecen un aburrimiento, o no queremos enfrentarlos y que siempre dejamos para más tarde, haciéndonos creer que somos unos vagos por no hacer aquello que no queremos hacer.

Consecuencia de hablarnos así: cuando creemos que esto es verdad nos limita a la hora de emprender nuevas actividades o proyectos. Nos sirve de justificación para no realizar esfuerzos y con la inacción nos protege del fracaso, o de hacerlo mal. Nos mantiene en la zona donde nos sentimos cómodos, donde no nos puede pasar nada. Puede provocar apatía, desilusión e interponerse en nuestro desarrollo como seres humanos.

Qué hacer: Conecta con tus hobbies, pasiones o intereses. Con aquello que te emociona, que te da energía, que te hace saltar de la cama. Demuéstrate que no eres vago, simplemente que hay cosas que no quieres hacer, aunque pienses que debas hacerlas. Para hacer aquellas que te dan miedo, lo mejor es ponerte en acción con pasitos pequeños.

 

Conclusión:

  • Decirnos que somos de una forma u otra afecta a nuestra actitud, decisiones y actuaciones.
  • Es importante diferenciar entre un estado temporal y otro permanente. En el primer caso, si no nos gusta lo podemos cambiar, en el segundo, es más difícil cambiarlo.
  • Pensar mal sobre nosotros mismos afecta negativamente a nuestra capacidad natural para enfrentarnos a los retos y situaciones diarias. Al mismo tiempo, cuando pensamos bien sobre nosotros mismos o sobre nuestras habilidades en una situación dada, nos sentimos más seguros a la hora de enfrentarnos a ella.

Y tú, ¿cómo te dices a ti mismo, o te dicen, que eres?